Hay palabras que se ponen de moda en política. Uno no sabe muy bien por qué, aunque sospecha que es porque sirven para oscurecer cosas que no se atreven a decirse claramente. Sostenibilidad es una de ellas. Y en ella me quiero detener porque es el latiguillo verbal preferido por algunos politiquillos, botarates con cargo público y expertos (en subvenciones) para arremeter contra el regadío tirándonos el medio ambiente a la cara. Y mi objetivo en este artículo es desenmascarar qué tipo de recetas oculta. Todo queda cristalino como el agua (nunca mejor dicho en este caso), si sustituimos la palabra sostenibilidad por equilibrio. Algo es sostenible, algo puede mantenerse en el tiempo, cuando se alcanza el equilibrio, es decir,...
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