Los ingenieros son un bien tan preciado como escaso. El acelerado cambio tecnológico ha incrementado la necesidad de ingenieros para multitud de áreas, pero los intereses de los jóvenes son otros . En los últimos 25 años, la demanda de estudios de ingeniería y arquitectura han disminuido un 17%, y las ramas de ciencia un 19%, mientras que la rama de humanidades, con mayor tasa de paro y precariedad, ha registrado un crecimiento del 6% en su matrícula. Esto se traduce en que cada vez pesa más la motivación vocacional que las expectativas laborales a la hora de que los estudiantes decidan qué camino escoger para su futuro profesional. Pese a que Psicología o Periodismo tengan peor oferta y sueldos más bajos, los jóvenes se decantan antes por estudiar estas carreras que Ingeniería o Matemáticas si es lo que siempre habían soñado hacer. La precariedad no es un problema para ellos , pese a que sí lo sea para el avance social. Así lo constatan diferentes estudios, como 'La Universidad en Cifras' presentado la semana pasada por la Conferencia de Rectores Españoles (CRUE), o el informe de la fundación Conocimiento y Desarrollo (CYD) de 2023. Este último, constata que nuestro país se sitúa en el cuarto lugar por la cola entre los 27 países de la Unión Europea con titulados en las titulaciones de ciencia, tecnología, ingeniería y matemáticas —las denominadas carreras STEM en inglés— ; tras Chipre, Malta y Bélgica. En España, y en comparación con la UE, existe el doble de titulados en Educación y un porcentaje muy elevado de estudiantes en las ramas de salud y servicios sociales; sin embargo, los titulados STEM se quedan en el 18,8% frente al 25% de la media europea. Esto resulta en una ratio de 15,7 profesionales por cada 1.000 habitantes, por encima de vecinos europeos como Francia (14,4) o Italia (11) aunque lejos de Alemania (20,4). A pesar de que, comparativamente, no salimos tan mal parados, el déficit de especialistas para satisfacer los requerimientos del mercado es una realidad. «Desde hace ya unos años se está experimentando una dificultad notable en lo que se refiere a incorporar ingenieros en las plantillas de las empresas», subraya el estudio. Un tercio manifiesta que es complicado o muy complicado ficharlos. Es remarcable también que el 98% de los titulados está ocupado y el 87% trabaja en una actividad vinculada con la carrera. «Hemos constatado que cada vez se requieren más y mejores especialistas de las STEM. La sociedad los reclama para responder con éxito a la cuarta revolución industrial, pero la preferencia de la gente joven no responde a esta necesidad», lamenta Eva Alcón , presidenta de CRUE y rectora de la Universitat Jaume I. «Tenemos que sumar sinergias para responder a este desajuste, pero no podemos hacerlo solo las universidades, necesitamos la ayuda de la sociedad civil y del sector productivo para cambiar las tornas». Alcón propone diferentes soluciones, algunas que tilda de «sencillas», como podría ser permitir a las universidades públicas firmar contratos con empresas privadas sin aplicar «esa rígida normativa de contratación del sector público», que lastra y frena muchas oportunidades labores. Además, Juan Julià , asesor de la presidencia de CRUE, señala que se deberían ampliar las becas universitarias a un mínimo de 8.800 euros anuales por beneficiario para aumentar el porcentaje de becados y alumnos, que ha caído en un 5,1% para el curso 2021-2022. «Somos conscientes del potencial del sistema universitario, y la excelencia de los alumnos españoles, pero sin un mercado laboral atractivo y lleno de oportunidades la situación se estancará», concluye Alcón.