Antiguas explotaciones mineras son hoy humedales ricos en biodiversidad, lagos para el esparcimiento y para practicar deportes acuáticos, o presas para regadío e incluso con gran potencial para el consumo humano. Otras veces se han convertido en cultivo de olivos, de naranjos, de manzanos, de vid o en terrenos de uso ganadero. Algunos de estos entornos incluso albergan polígonos industriales, teatros y auditorios, hasta parques zoológicos. Fueron en otra época graveras, canteras de caliza, minas de carbón o de hierro o de arcillas, a cielo abierto o también en galerías subterráneas. Minas que han cerrado sus cicatrices y no solo han recuperado el valor medioambiental del entorno donde impactaron, sino que también su rehabilitación ha dado lugar a nuevos espacios...
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