Como estamos metidos en un pozo y con pocas posibilidades de salir de él podríamos echar una mirada a los bordes. Francia, por ejemplo. Nos ayudaría al menos a conllevar el gesto enfurruñado que se esparce entre nuestra ciudadanía y sus voceros. Estamos cargados de razones, por supuesto, y hasta el más zote se manifiesta como autoridad para decidir si nuestras opiniones son ciertas porque coinciden con las suyas o somos víctimas de esa corriente opositora que lo manipula todo. En palabras del eminente ministro de los Trasportes Que Nunca Funcionan siempre nos queda escoger entre la Mier ...