Los problemas por las okupaciones afectan a todas las comunidades y las historias que se conocen llegan a ser variopintas pero, por desgracia, coinciden en que siempre hay una parte muy afectada por estas prácticas ilegales. Ahora, un caso que ha trascendido de Portugalete (País Vasco) está haciendo que muchos se indignen con la indefensión de los propietarios. La protagonista en este caso es Amaya , una madre de familia numerosa que alquiló un piso en este municipio a una joven que a los pocos meses dejó de pagar la cuota mensual , algo que les está ocurriendo a muchos. En este caso, sin embargo, la propietaria estaba desempleada y la situación la ha llevado a tener que estar pagando con su paro la hipoteca del piso , unos 574 euros mensuales, a otra persona que vive allí de gratis. «Ella puede pagar los estudios a su hija y yo no sé si podré cuando sean mayores», se queja la mujer, que está teniendo dificultades para pagárselos ahora a su hija mayor y que no sabía si podría hacerlo con las dos pequeñas. Ahora, Amaya ha explicado su caso a 'Vozpópuli' y que recuerda que se animó a alquilar su piso a esa joven por una buena acción porque se acababa de separar y pretendía ayudarles a ella y a su hija. Amaya, que tiene tres niñas menores de edad, lamenta que tiene que invertir el paro en la hipoteca de un piso que compró hace años con sus ahorros y que ahora ni disfruta ni le da beneficio. Acabó alquilándoselo a la ahora okupa porque se presentó como una madre soltera, de su misma edad, y con un proceso doloroso de separación de por medio. El caso le llegó «al alma y al corazón», relata. Así, a finales de 2022 la inquilina entró en el piso, con un alquiler mensual de 650 euros , con los que tampoco sacaba beneficio porque había hecho reformas y tenía pagos comunitarios. Al principio ya se intuyó que no sería una historia fácil porque «pagaba mal y tarde» pero no fue hasta un año después, en noviembre de 2023, cuando dejó de pagar. Ella le daba excusas e incluso Amaya llegó a ayudarla a encontrar trabajo, un puesto que acabó dejando. Este año, la joven le ha efectuado únicamente dos bizum, de 350 y 300 euros, pero ella « nunca tiene dinero ». «Yo la digo que hay opciones más baratas de vivir pero no en base a mí», asegura a 'Vozpópuli'. Amaya se quedó sin empleo, «por primera vez», en enero y desde entonces está cobrando un paro de unos mil euros, que le saben a poco teniendo en cuenta la situación de su inquilina y el hecho de tener tres hijas. Es más, ha tenido que tirar de los pocos ahorros que tenía y los ha perdido. Por todo ello, asegura que « hasta que no salga no puedo vivir tranquila ». «Mis hijas comen porque mi pareja les proporciona los alimentos pero si lo dejamos en algún momento me quedo en la calle con dos niñas pequeñas », afirma la madre de familia, que confiesa que lo único que quiere es quitarse el piso de encima. «He sido una mujer luchadora y honrada... es terrible y horroroso», confiesa angustiada. La propietaria, asesorada por un abogado experto en desahucios, denunció el caso en los juzgados y teóricamente tendría que tener novedades en septiembre, aunque ella lo espera con escepticismo. También está ayudándola la Plataforma de Afectados por la Ocupación.
