Es el segundo día de verano y la temperatura nos bendice de momento, espero que sea por muchos días. Así está el tiempo , variable, como la nubosidad del título de la novela de Carmen Martín Gaite . No huele a estío recalcitrante ni a aire reconcentrado, como respirado por todos, a que nos tiene acostumbrados la climatología en este tiempo y lugar; más bien y a ratos, por gotas pasajeras, 'aromea' —no existe la palara, pero la necesitaba— a tierra mojada. Sin embargo y aunque parezca increíble, la incalculable riqueza léxica del español no posee aún un término para nombrar este olor. Los misterios del lenguaje mantienen todavía mucha realidad conocida por designar. El Observatorio de palabras de la...
Ver Más