“Una mujer, turbada hasta el punto de la locura, se arrojó contra un soldado británico que hacía guardia en el campamento la misma noche que la 11ª División liberó el campo. Le rogó que le diera un poco de leche para el pequeño bebé que sostenía en sus brazos. Dejó al pequeño en el suelo, y se arrojó a los pies del centinela y besó sus botas. Cuando el soldado, afligido, le pidió que se levantara, ella puso al bebé en sus brazos y salió corriendo, llorando, diciendo que tenía que encontrar leche porque sus pechos estaban secos. Y cuando el soldado abrió el hatillo de trapo ...