No es fácil ver a un Rey emocionarse , pero es enormemente impactante, y enormemente efectivo. ¿Quién no recuerda las lágrimas de Don Juan Carlos en el funeral de su padre en un ya lejano 1993? Por eso, el momento más importante de los actos de celebración del décimo aniversario de la proclamación de Felipe VI fue, paradójicamente, el único que el Monarca no controlaba: el instante en el que la Princesa Leonor y la Infanta Sofía rompieron el guion para decir públicamente a sus padres: «gracias papá, gracias mamá». Y el Rey, viendo a sus hijas juntas y pizpiretas, como cometiendo una travesura, pues se emocionó y no lo ocultó. Era una emoción distinta, mezcla de alegría, sorpresa y...
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