Sumar no va a renunciar a su implantación territorial. La formación fundada por la vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, quiere asentarse en los territorios y que la marca crezca en cada provincia: un objetivo que produjo choques importantes con los partidos coaligados a la formación. Las fuerzas regionalistas recelan del avance de Sumar en sus territorios y abogan por capitanear ellos el proyecto en sus autonomías. La nueva dirección de Sumar dará mayor protagonismo a Compromís, Más Madrid, En Comú Podem, pero no todo, según confirman a Confidencial Digital fuentes del Grupo Coordinador. El arraigo de la marca resulta imprescindible para crear un "frente amplio", afirman desde la formación.
La intención de la dirección de Sumar pasa por llegar a un punto intermedio con las formaciones regionalistas. Un acuerdo que otorgue mucho más peso a estas fuerzas del que tenían hasta ahora. El partido ha intentado asentarse a marchas forzadas desde el 23-J en cada territorio para competir en el semestre electoral que se avecinaba. Una estrategia que no ha cuajado, con los candidatos nombrados sin primarias e impuestos por Díaz y sin tiempo de calar en los ciudadanos. Es el principal diagnóstico que hacen en Sumar después de haber encadenado fracasos electorales en todos los comicios.
En las elecciones gallegas, tierra natal de la vicepresidenta segunda, no obtuvieron escaño, en el País Vasco consiguieron uno, en Cataluña se encomendaron a En Comú Podem, que perdió dos respecto a 2021, y en las europeas solo han conseguido tres eurodiputados. Los mismos que Podemos y la recién nacida SALF liderada por Alvise Pérez.
Por eso, en la nueva dirección de Sumar consideran que uno de los principales remedios pasa por confiar en el poder de las formaciones regionalistas y darles protagonismo en vez de opacarlas. Algunas formaciones se mantienen reacias a ceder territorio a Sumar y preferirían liderar todo el proyecto en sus respectivas Comunidades, pero en la nueva cúpula confían en que las negociaciones —que ya están en marcha— lleguen a buen puerto.
La intención es clara: lograr un modelo híbrido que mantenga la marca Sumar y permita entender ese espacio político como una unión de fuerzas en horizontal, y no en vertical.
El principal diagnóstico que hacen en Sumar es abandonar la idea de construirse como un partido con apéndices regionales. Compromís, los comunes, Más Madrid, los verdes y el resto de formaciones han chocado con Díaz por su forma de dirigir el espacio y no garantizan que vayan a continuar de la mano.
Las negociaciones para los comicios comunitarios ya resultaron más que complicadas y ningún partido quiere firmar un acuerdo que le ate a Sumar. Tendrán que negociar en cada cita electoral si concurren unidos; otro de los puntos que la dirección actual quiere resolver. La cúpula de Sumar considera fundamental para la estabilidad del espacio político cerrar una alianza firme para concurrir unidas, y no tener que enfrentarse a una maratón de negociaciones ante cada comicio.
La dimisión de Yolanda Díaz ha abierto un nuevo escenario. En las filas del partido ya piensan en abandonar el 'personalismo' que rigió durante el liderazgo de la vicepresidenta y buscan dar más voz a todos los componentes del frente amplio. "Se están convirtiendo en Podemos", criticaban miembros de Izquierda Unida antes de las elecciones europeas.
El partido se encuentra en pleno proceso de reconstrucción, elaborando un documento que marque cómo se repartirá el poder tanto a nivel nacional como en los territorios. El objetivo: que las decisiones no sean unilaterales, sino consensuada con las formaciones integradas en Sumar.
