La educación pública catalana acaba de recibir un nuevo reconocimiento con la concesión del premio Ensenyament a la escuela Edumar, de Castelldefels.
El premio, que entre otras cosas, elogia el éxito de la escuela a la hora de potenciar la creatividad de sus alumnos. La escuela Edumar valora mucho el papel de la letra impresa, aunque no hay libros de texto.
Además, el claustro, compuesto por una treintena de docentes, con abrumadora mayoría de mujeres, es absolutamente vocacional. Tana Tarapiella, la directora, estaba predestinada a ser maestra: de niña sentaba a todos sus muñecos (o a sus primos) y jugaba a darles clase.