Santiago. Siete de abril
de mil novecientos treinta:
una niña se acrecienta
desde su cuna-candil.
Camina alegre y gentil,
hasta empinarse a la hazaña,
mujer de amorosa entraña,
de inteligencia genuina,
que se vistió de Heroína
en el llano y la montaña.
Frente a un porvenir oscuro
soñó un cielo siempre azul
y con Fidel y Raúl
fue conquistando el futuro.
Dejó un camino seguro
porque su obra dimana
de la estirpe de Mariana,
y esa hermosa convicción
es eterna inspiración
para la mujer cubana.
Nuevas Déborahs y Alicias
y Mónicas y Marielas
inundarán las escuelas,
integrarán las milicias,
repartirán sus caricias,
cantarán nanas al hijo…
¿Quién dijo, Vilma…, quién dijo…?
¿Quién dijo que polvo eres?...
si vives en las mujeres
del pueblo que te bendijo.
(18-06-2007)