En la era digital las tendencias de autocuidado proliferan en redes sociales, y de manera especialmente llamativa en algunas tan relevantes como TikTok. Una de las más recientes es el bed rotting, que, traducido literalmente, significa “pudrirse en la cama”. Esta práctica implica pasar el día entero acostado, saliendo solo para cubrir las necesidades básicas.
Aunque pueda parecer una forma atractiva de evadir el ajetreo diario y combatir el estrés, los expertos en salud advierten de sus peligros.
“Pasar 24 horas en la cama no tiene ninguna justificación y es perjudicial para la salud”. Francisco J. Segarra, psicólogo y especialista de la Unidad de Sueño en Olympia Quirónsalud, es así de claro y contundente. Nuestro cuerpo, añade el especialista, está diseñado para mantener una actividad física y mental durante el día, intercalada con breves periodos de descanso, como la siesta, y una fase larga de sueño nocturno. Pasar todo el día en la cama provoca inactividad física, lo que puede tener repercusiones musculares y en salud en general.
La idea de "resetear" el cuerpo y la mente pasando un día entero en postura horizontal no tiene ninguna evidencia científica. Para desconectar y rebajar el estrés, las actividades deben realizarse fuera de la cama: lectura, música o ejercicio físico regular son las prácticas que ayudan a mejorar nuestro estado anímico y mental, y se realizan mucho mejor levantado que acostado.
Por el contrario, el bed rotting tiene efectos devastadores en los ritmos biológicos circadianos, particularmente en el ritmo sueño-vigilia. La inactividad, la falta de exposición a la luz solar y la interrupción de la rutina diaria son la receta perfecta para desarrollar insomnio. El sueño se ve alterado y provoca afectación diurna en forma de fatiga, irritabilidad y problemas cognitivos, como dificultades de concentración y en toma de decisiones.
El estilo de vida sedentario promovido por el bed rotting puede generar una serie de problemas físicos y de higiene personal. La cronodisrupción resultante de esta práctica provoca un descanso nocturno deficiente, lo que repercute en el funcionamiento diurno con fatiga, somnolencia y algunos síntomas físicos como cefaleas o problemas digestivos. Además, la salud mental se verá afectada. Aparecen síntomas de irritabilidad, disforia y desmotivación, que a largo plazo pueden desencadenar en depresión.
Contrario a lo que algunos puedan creer, el bed rotting no es una estrategia válida para reducir la ansiedad y el estrés. De hecho, el Dr. Segarra destaca que esta práctica afecta negativamente el estado de ánimo y puede llevar al desarrollo de síntomas depresivos. Existen múltiples estrategias conductuales efectivas para manejar el estrés y la ansiedad, y ninguna de ellas implica quedarse en cama todo el día.
En conclusión, el bed rotting es una tendencia engañosa y perjudicial. Mientras que puede parecer una solución rápida para el estrés, en realidad agrava tanto la salud física como la mental. Para una verdadera mejora del bienestar, es esencial buscar actividades fuera de la cama y mantener una rutina activa y saludable.