La vida le ha dado una nueva oportunidad a la pequeña hija de Raymundo Mamani Zamudio, y mucho tuvo que ver el amor de padre de este hombre. En busca de ayudar a su hija, quien se encontraba en un delicado estado de salud por problemas en el hígado, decidió donar una parte de su órgano para permitir que sonría y juegue como toda infante de su edad. Conoce esta historia a puertas del Día del Padre.
Todo comenzó el 1 de febrero de 2023, fecha en la que la pequeña llegó al mundo para alegrar los corazones sus familiares. Pese a la felicidad por la nueva integrante del hogar, tuvieron que afrontar una difícil situación porque la niña nació con problemas de salud. Tras nacer en el Hospital María Auxiliadora, pasó a la Unidad de Cuidados Intensivos por nueve días.
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Los médicos que la atendían reconocieron que no podrían tratarla y que lo mejor sería llevarla al Instituto Nacional del Niño de San Borja. Así lo hicieron, pero, al recibir el diagnóstico de los galenos, todo parecía complicarse más. A la menor le habían identificado problemas hepáticos que solo podrían ser resueltos por medio de un trasplante.
“Esa noticia fue devastadora para nosotros”, recordó Marlene Cruz, madre de la pequeña. Recordemos que el índice de donaciones en el país es demasiado reducido para la cantidad de pacientes en espera, según el propio Ministerio de Salud. Pero la familia no se quedó de brazos cruzados, así que intentaron por la vía de la operación Kasai, intervención quirúrgica en los conductos de la bilis.
Pero el beneficio fue momentáneo. 11 meses después, la hija de Raymundo y Marlene volvió a presentar malestares. Tuvieron que retornar al INSN de San Borja. Para entonces, el Fondo Intangible Solidario de Salud (Fissal) del SIS ya había hecho las gestiones para derivar a la niña al Hospital Universitario Austral de Argentina.
Sin embargo, aún faltaba los más importante: el donante. La familia tuvo que someterse a pruebas para identificar a un posible donador de hígado, y lo encontró en Raymundo. Este amoroso y protector hombre tomó la decisión de ceder una parte de su órgano para salvar a adorada hija.
El 3 de febrero partieron rumbo a Argentina con la esperanza de que la paciente tenga una nueva oportunidad para vivir. El 5 de marzo pudieron concretar la intervención quirúrgica y el resultado fue tranquilizador y emotivo. Habían conseguido lo que tanto anhelaban gracias a los esfuerzos de los médicos.
“Mucho llanto y tristeza, pero Dios es grande y ahora mi hija está muy bien, come normal y está más activa. No descuidamos sus controles”, explicó para Andina la señora Marlene. “Yo estuve dispuesto a dar mi vida por mi hija. Creo que cualquier padre haría lo mismo”, dijo también Raymundo, quien celebrará este Día del Padre con su valiente heredera y toda su familia.
