La mujer de Fulano de Tal, pequeño empresario de transportes en una provincia andaluza, escribió a la Diputación una carta donde ponderaba la eficacia de los servicios de su marido para apoyar la postulación de éste a una contrata de paquetería, y éste es el día en que la buena señora aún se pregunta por qué su recomendación no fue atendida pese a las impecables y objetivas razones que aducía. La mujer de Mengano Perengánez, propietaria de un comercio en una ciudad de Castilla, necesitaba una herramienta informática para atender su gestión contable y acudió a solicitarla a una conocida compañía de 'software', pero como disponía de pocos recursos encareció a los responsables de la firma que se la cedieran...
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