Brihuega es uno de esos pueblos mágicos de España en los que parece que el tiempo se detiene y puedes trasladarte sin esfuerzo a una época ya pasada. Apodada como la Provenza española por sus infinitos campos de lavanda, destaca además por su historia, su cultura, su gastronomía y sus paisajes. Es, sin duda, uno de los pueblos más singulares y bonitos de la provincia de Guadalajara. Sus más de 3.000 hectáreas de cultivos de lavanda cubren durante todo el mes de julio sus campos del color morado y el aroma que la caracterizan. Pero más allá de la visita a este espectáculo que nos brinda la naturaleza en Brihuega, hay muchos otros planes en esta localidad que no desmerecen al anterior.
Atravesada por el Río Tajuña, Brihuega se sitúa a 33 kilómetros de Guadalajara y a tan solo 90 de Madrid. Esta localidad de 2.399 habitantes es el epicentro de una España vaciada que ha sabido sacarle el máximo partido a sus campos de lavanda y a toda la industria que mueve a su alrededor, y que ha ido ganando habitantes y revitalizando sus espacios en los últimos diez años.
Brihuega es, además, una localidad impregnada de historia. Su nombre original, Brioca, viene de un antiguo poblado celtibérico. En la Edad Media se la empieza a conocer como Castrum Brioca (castillo sobre la roca). Sus tierras, situadas en un enclave estratégico, han sido hogar y paso de musulmanes y cristianos. Y punto de algunas de las más famosas batallas de nuestra historia. En 1808 se convirtió en escenario de la Guerra de la Independencia. Y la batalla de Brihuega, en 1937, fue una de las más sonadas de la Guerra Civil, en la que se enfrentaron republicanos y tropas italianas. Fruto de todos los vestigios que fue dejando la historia en Brihuega, en 1973 fue declarada conjunto Monumental Histórico-Artístico.
Estos son algunos de los lugares que no puedes dejar de visitar y algunos de lo planes más interesantes que puedes hacer si te encuentras en esta localidad o en sus alrededores:
Así se la conoce desde el siglo XVI, aunque no está claro el origen de esta denominación. Para algunos, viene de la palabra árabe “zoco”, ya que era lugar de mercado. Y para otros, la procedencia estaría en la celebración de corridas taurinas durante un tiempo en este enclave. En la plaza se alza el Ayuntamiento, de 1975, que sustituyó al antiguo del siglo XVIII; así como la cárcel, las cuevas árabes y dos fuentes de estilo barroco.
Se construyeron en la Plaza del Coso entre los siglos X y XI. Este laberinto de túneles subterráneos que recorre toda la localidad tiene una longitud de 8 km, que terminaban en una salida extramuros para huir en caso de asedio. Su temperatura, de unos 12ºC durante todo el año, la convirtió en un perfecto almacén de alimentos. La entrada cuesta tres euros.
Este edificio se levantó en 1781, en época del monarca Carlos III, para sustituir la anterior de Felipe II, construida en el siglo XVI. Más allá de su función penal, fue también academia de música y escuela. En la actualidad es la oficina de turismo y en su segunda planta se encuentra el Centro de Documentación Histórica del Archivo de Brihuega.
Este conjunto industrial, situado en el barrio de Santa Lucía (la parte más elevada de la localidad), se construyó en el siglo XVIII como presente de los Borbones a Brihuega por el apoyo brindado en la Guerra de Sucesión. Este complejo —una joya arquitectónica de la época— se convirtió en 2023 en un hotel cinco estrellas del grupo Castilla Termal, una residencia de 2.000 metros cuadrados y 78 habitaciones con distintas zonas termales.
El castillo se levanta sobre la fortificación árabe, a la que se le añadieron más estancias de estilo románico en el siglo XII, y más tarde, en el XIII, se construyó también una capilla gótica: la iglesia de Santa María de la Peña, que está en el Patio de Armas, cerca del antiguo convento franciscano. Toda la localidad de Brihuega estuvo amurallada.
En la actualidad es en la zona noroeste donde mejor se conservan sus murallas. Y aunque han tenido que ser restauradas junto a las almenas, recuerdan con fuerza su pasado defensivo. Entre las puertas de la ciudad destacan el arco de Cozagón, lugar de entrada desde Toledo, y la puerta del arco de la Cadena.
A Brihuega se la conoce también como el Jardín de la Alcarria debido al gran número de manantiales que tiene y que brotan refrescando los espacios de la localidad en doce fuentes repartidas por plazas, parques y jardines. Si no tienes tiempo de verlas todas, te recomendamos no perderte tres: la de los Doce Caños, que manan hacia al lavadero; la de las Eras del Agua, situada en uno de los parques más visitados de Brihuega, y la de Santa María, en el prado del mismo nombre.
El Profesor Max es oriundo de Brihuega y fue, junto a su hermana Rosa Elegido Millán, precursor de las miniaturas en todo el mundo en los años 70. “En el Museo se expone parte de esta colección, que consta de unas 65.000 piezas: sombreros, armas, maletas, zapatos, perros, juegos de café, pinturas, esculturas o muebles de diferentes estilos y épocas, de más de 30 países, representados en escenas reducidas”, explican en la página de Turismo de la localidad.
Situado en la plaza Manuel Leguineche, en el convento de San José, hace un recorrido por la historia de Brihuega, con piezas de la Guerra de Sucesión o de la Guerra Civil; así como restos arqueológicos o muestras de arte religioso. La entrada cuesta dos euros.
La miel es uno de los productos más famosos de una zona con una gastronomía muy rica y variada con platos para todos los gustos que tienen como protagonista la carne de liebre, las codornices o el cordero, pero también la trucha, las ancas de rana fritas y el cangrejo o sus afamadas migas. Así como los quesos artesanos de cabra y oveja, o las legumbres y verduras de la huerta alcarreña. En el terreno de los postres, destacan los bizcochos borrachos, los canutillos o las torrijas.
Cada verano se celebra un festival con conciertos al atardecer en los campos morados de lavanda en honor a la recolecta anual. El código de vestimenta es el blanco. Este año están programados para el 12 de julio, Maldita Nerea, y para el día siguiente, Rozalén.
Los amantes de la naturaleza también están de enhorabuena porque la zona de Brihuega es perfecta para lanzarse de ruta. Otoño y primavera, con paisajes espectaculares y una temperatura agradable, son las mejores épocas para recorrer el Valle de Tajuña o los Quejigares de Barriopedro y Brihuega, en el curso medio del Río Tajuña, que desemboca en el Jarama. En Wikiloc se pueden consultar los detalles de una ruta de 30 kilómetros de trayecto circular que puede realizarse tanto a pie como en bicicleta.