A principios de los setenta, ya con unos cuarenta años y una trayectoria, David Goldblatt (1930-2018) publicaba en prensa un inocente anuncio por palabras: «Me gustaría fotografiar gratis a personas en sus domicilios». Y añadía a la petición la coletilla de «sin segundas intenciones». En realidad, y aunque no fuera en primera instancia, sí que las habría. Noticias Relacionadas estandar Si CrÍTICA DE: 'Álbum de salón y alcoba', en el Museo de Artes Decorativas: Los secretos de alcoba de David Trullo Javier Díaz-Guardiola estandar Si CRÍTICA DE: 'El Archivo Fotográfico del Banco de España: De la albúmina al píxel': Cuéntame cómo (os) pasó Javier Díaz-Guardiola Hacía tiempo que Goldblatt había tomado la determinación de mapear su país, sus paisajes, sus...
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