Hay que reconocer que incluso en la era de la publicidad heteropatriarcal salían en la tele niños levantiscos , adelantados a su tiempo y prematuramente empoderados, sobra aclarar que para tratar como un trapo a sus madres. Con la figura paterna se andaban con bastante más ojo. En este apartado de rarezas intrafamiliares ocupan un lugar de privilegio los niños del Wipp Express, que en los años ochenta mandaban a su madre a la pila de lavar porque tenían la camiseta y el kimono llenos de mugre, inapropiados para la práctica deportiva. También el marido le metía prisa con la camisa. «Estoy harta de tanto frotar», lamentaba para sus adentros publicitarios la pobre mujer, apercollada por unos y otros y...
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