Dicen que la vida da muchas vueltas y, bueno, imagina muchas generaciones de vidas, ¡las vueltas se multiplican! A lo que quiero llegar con esto es que el mundo actual es completamente distinto a lo que conocíamos hace un siglo. Por esta razón, me toca la tarea, en esta ocasión, de ser el villano y exponer a las tradiciones, ya que, en ocasiones, se convierten en el principal tropiezo financiero de un mexicano.
No me mal entiendan, respeto muchos las tradiciones, de alguna manera nos conectan con nuestros antepasados y permiten que se mantenga la identidad de una persona, comunidad o incluso de una nación.
Sin embargo, a lo largo de mis días, me ha tocado escuchar historias de terror con respecto a la toma de decisiones financieras de una familia, al priorizar mantener una tradición sobre la estabilidad y solvencia de la misma familia.
Para mayor comprensión a la situación, un ejemplo puntual sobre esta situación es cuando se utiliza todo el patrimonio e incluso se incurre a pedir un crédito para realizar la fiesta de 15 años de una hija, o la fiesta para la boda de tus sueños.
Con el caso de la fiesta de 15 años, quizás sería mejor utilizar ese recurso para destinarlo a una cuenta de ahorro para el futuro educativo de la hija.
Y por el lado de la boda, creo que cualquier pareja puede tener más probabilidades de éxito en su relación si, en lugar de endeudarse para la fiesta de su matrimonio, comienzan su primer día con un “colchón” de ahorros, en lugar de con un crédito a pagar. En realidad, casarse y comenzar a vivir en pareja ya trae muchos retos como para además sumarle otra piedrita al zapato teniendo que pagar intereses de una fiesta que ya pasó y duró solamente un día.
E insisto, no estoy en contra de las tradiciones, pero una buena costumbre debería ser ajustar las tradiciones al bolsillo. La prioridad debe ser siempre asegurar la solvencia en las finanzas personales, evitar justificaciones como “solo se vive una vez” o “será el día más especial de tu vida y por eso no te debe importar cuánto gastes”.
Una boda o fiesta de 15 años ajustada a tus bolsillos siempre será la mejor decisión, incluso aunque sea un evento de cinco personas en el comedor de tu casa, la tradición se conserva y se evita poner en riesgos las finanzas de tu familia.
Incluso si uno quisiera volverse más disruptivo, se podría pensar en la raíz de algunas tradiciones y actualizarlas. Por ejemplo, ¿cuál es una de las razones por las que se entrega un anillo de compromiso? La tradición dicta que el anillo debe de costar alrededor de tres meses el salario de la persona que entregará el anillo, esto con la finalidad de proteger a la pareja en caso de emergencias.
No obstante, analizando con lupa dicha suposición, podemos concluir que no es la mejor manera de buscar una protección, ¿Por qué? Bueno, si vas a una casa de empeño por una emergencia, muy probablemente te compren el anillo a descuento por verte en una situación desesperada y eso ocasiona incertidumbre e inseguridad para la pareja.
Llámenme loco, pero quizá una forma en la cual pudiéramos actualizar esta tradición sería hincándose frente a tu pareja, pero en lugar de ofrecer un anillo con un diamante proporcional a tres meses de tu sueldo, podrías hincarte y ofrecer un fondo de inversión de tasa fija de ultra corto plazo con un monto de tres meses de tu sueldo. De esta manera, en lugar de exponerse al riesgo de falta de liquidez, puedan tener certeza de que tendrán su dinero con inmediatez e incluso generando rendimiento a lo largo del tiempo.
Al final de cuentas, quiero concluir invitándolos a conservar las tradiciones, porque son importantes para mantener nuestra identidad y conectarnos con nuestros antepasados. No obstante, busquemos darle prioridad a las finanzas de la familia y ajustemos el gasto de las tradiciones a nuestro bolsillo, e incluso actualicemos las tradiciones para que podamos tener un poco más de sentido en este nuevo siglo.
El autor es profesor investigador del departamento de contabilidad y finanzas del Tecnológico de Monterrey.
