Se paró el corazón en la televisión en abierto, pero la sangre sigue fluyendo a unas pantallas donde no faltan sesos, hígados y demás casquería humana con la que llenar de morbo el cajón del espectador, siempre insaciable por saber qué tragedia le ha pasado a la niña de Galicia, a la madre de Almería, a la estudiante italiana, al camarero escocés... La moda del ' true crime ', que no es otra cosa que la crónica negra de toda la vida solo que con ínfulas, arrasa entre los espectadores y destroza a los supervivientes , cuyo relato de lo sucedido se les hurta de su vivencia personal para pasar a ser memoria colectiva, aséptica y lejana para unos, traumática...
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