Irrumpía desde el nebuloso horizonte un rústico esgrimiendo un garrote de trancazo inminente. Trotaba hacia la cámara y, entonces, vociferaba aquello de «¡El lobo, el lobo!» mientra sonaban esos acordes del gran Antón García Abril que te retorcían el alma de la pura emoción. Aquella entrada destilaba el perfume de la victoria y te anclaba sobre el sofá. 'El hombre y la tierra', de Félix Rodríguez de la Fuente , cumple medio siglo y ese programa nos explicó que los bichos no eran alimañas que merecían exterminio, ya fuese un gorrioncillo caído desde su nido, un zorro que se cruzaba por la noche frente al coche o ese cuervo con la pata quebrada que te miraba desde unos ojos chisposos...
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