Ha medido la información que quería dar Alfonso Rueda, pero, aún sin decir mucho, no ha dicho poco cuando se le preguntó este lunes por la manifestación de la víspera en Palas de Rei, en la que varios miles de personas mostraron su rechazo a la fábrica de fibras textiles que Altri aspira a erigir en el concello lucense. El presidente, aunque cauto, ha apuntado que «algunas cosas que se dijeron allí no son así», y que lo refrenda lo que se va «viendo» de los «análisis» que se llevan a cabo «dentro de la Xunta». Que «no» están «acabados», ha remarcado. Además, ha recordado que algunas de esas afirmaciones que esgrimen quienes se oponen al proyecto GAMA –asociaciones vecinales, ecologistas y partidos políticos– «ya empezaron a ser desmentidas por la propia empresa». «Hay datos que se dieron por ciertos que no son así», ha insistido en su comparecencia posterior a la reunión del Consello. Al pedírsele concreción, ha recordado que ni se verterán «toxinas» ni se utilizará «cloro». La semana pasada, desde Greenfiber –que ejecuta el proyecto– se salió al paso para «aclarar que la fábrica (...) ni emitirá dioxinas ni será perjudicial para la salud». «Las dioxinas son sustancias químicas generadas en la combustión de productos que tienen cloro en cantidades importantes (...). En una fábrica como la nuestra esto no sucede», explicaba Pedro Baptista, director de Operaciones de Altri en España. «Se está generando mucha desinformación; se han lanzado ideas que son falsas para hacer alarma«, incidía el lunes su jefe, José Soares de Pina, CEO de la compañía portuguesa, en Radio Galega. Puso como ejemplo que «se habla del consumo de agua», y terció que «no es consumo», sino «utilización», porque «no se va alterar el caudal hidráulico». De la misma manera que negó que se vaya a ver afectada la «calidad del agua que se va a verter al río [Ulla]». Su proyecto, defendió, «cumple con exceso, con mucho exceso en algunos casos, la normativa medioambiental»; y enfatizó que la gallega es «más exigente» que la española, y esta, a su vez, lo es en comparación con la europea. Quien les acusa de «contaminar», dijo, no se basa en la «realidad». Un punto que quiso aclarar es el de la temperatura a la que se devolverá el agua al río. Sin ir al detalle de los grados, insistió en un mensaje: estarán «bastante por debajo» del margen que concede la normativa, que limita a 3 grados, en sentido positivo o negativo, la variación máxima. Soares de Pina –que espera disponer del veredicto ambiental en el «último trimestre de este año»– remitió a los estudios que llevó a cabo su firma para solicitar el visto bueno de la Xunta. Rueda se refirió a los que están desarrollando los técnicos de la administración gallega, que van dejando «avances»; y aseguró que se dará cuenta de los resultados con «transparencia». Lo que no hizo fue entrar en detalles, por preferir que sean los técnicos los que «expliquen», una vez estén las evaluaciones «terminadas» o, cuanto menos, «más avanzadas»; y «poder contrastar algunas cosas que se están diciendo últimamente», refirió. No dejó de recordar que en el Parlamento, por ejemplo, la izquierda habló de una extensión muy superior a la real de la fábrica. Al hilo, criticó el «interés político», y citó especialmente del BNG , por usar en beneficio propio este asunto. Posicionarse o pedir cuentas Para los nacionalistas gallegos, la concentración del domingo fue una «demostración material» del «rechazo total de la sociedad gallega» al proyecto de Altri; un «clamor social» que «las formaciones políticas deben escuchar» y ante el que les corresponde «posicionarse». Según ha adelantado la senadora Carmen Silva, su formación llevará al pleno de esta semana en la Cámara Alta una moción para intentar poner freno al proyecto. «El Gobierno (...) tiene que rechazar su inclusión entre las propuestas con financiación a cargo de las ayudas del Perte de descarbonización, así como su acceso a cualquier otra ayuda directa o crédito», ha apostillado. El PP, ha dicho, «está a tiempo de cambiar de posición y, por primera vez, anteponer los intereses de los gallegos y las gallegas a los de empresas ajenas». MÁS INFORMACIÓN estandar No Altri niega las acusaciones e insiste en que la planta de Palas «no perjudicará la salud» Noela Vázquez Por parte del PSdeG, su líder, José Ramón Gómez Besteiro, ha personificado un enfoque más templado: «A mí no me gusta el proyecto, pero (...) si alguien cree que con [decir] eso ya hizo su labor, creo que está muy equivocado«. A su juicio, lo que «corresponde» a la oposición es «pedir» y «recibir explicaciones» sobre «qué cambió» en el proyecto estos dos años y qué previsiones se manejan, más allá de una posible recepción de ayudas públicas para dotarlo de viabilidad.