Con la Feria de Nuestra Señora de la Salud recién apagada, en una de las madrugadas más silenciosas en Córdoba , y después de que los cordobeses dieran el empujón final a los restos de energía para ir a votar, el todavía alcalde en funciones repasaba, jubiloso pero sin aspavientos, en una pantalla los resultados de la noche electoral en un céntrico hotel de la capital. José María Bellido había cruzado la frontera que a su partido se le resistía desde 1999, cuando Rafael Merino se quedó con la miel en los labios: repetir mandato de gobierno en el Ayuntamiento y tras su victoria en 1995. Y los casi 70.000 votos en la alforja de Bellido cruzaban aquel Rubicón y...
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