Tres corazones y cuatro pulmones disponibles para trasplantar quedaron sin aprovechar el miércoles 20, el domingo 24 y el lunes 25 de marzo, a pesar de que 15 enfermos requieren estos órganos y tienen en promedio tres años de esperar por esta cirugía.
Esto ocurre porque la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS) no ha asignado el pago de disponibilidades médicas al programa de trasplante de corazón-pulmón, lo cual dificulta conformar los equipos para los trasplantes, pues los médicos no están obligados a acudir a la cirugía si los llaman, indicó la ministra de Salud, Mary Munive Angermüller.
Por el contrario, los programas de trasplantes de riñón y de hígado sí tienen asignados estos pagos.
Munive pidió cuentas sobre estos hechos al gerente médico de la Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS), Wilburg Díaz Cruz, mediante el oficio MS-DM-2066-2024, enviado el 23 de abril. En el documento, Munive admitió que la situación le genera “gran inquietud”.
“Esta disparidad en la asignación de recursos está teniendo un impacto directo en la capacidad de nuestro sistema de salud para ofrecer oportunidades de trasplante a aquellos pacientes que lo necesitan desesperadamente”, afirmó la ministra.
Para comprender el problema, Munive pidió al gerente médico un informe que explique el estado de los recursos humanos en ese programa. Específicamente, requirió precisar la cantidad de personal médico y de apoyo asignado a trasplante cardiaco y pulmonar, así como informar si hay alguna carencia de recurso que afecte el programa, y si hay limitaciones financieras.
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La disponibilidad médica la realiza un especialista fuera de su jornada ordinaria de trabajo. Según el reglamento que las rige, consiste en estar disponible, si es necesario, para acudir a atender pacientes en forma presencial en el momento en que se le requiera por medio de una llamada telefónica. Quien hace disponibilidad recibe una remuneración especial.
La Asociación Costarricense de Hipertensión Pulmonar, que reúne a candidatos a trasplante de corazón y pulmón, está al tanto de este asunto. Su presidenta, Leidy Brenes Castillo, confirmó a La Nación que temen el desperdicio de estos órganos para pacientes en espera de esta cirugía.
Brenes representa a un grupo de enfermos y sus familias. Actualmente, dijo, hay 15 candidatos a estos trasplantes: 11 esperan un pulmón y cuatro un corazón, según los registros del grupo. El promedio de espera ronda los tres años. Los pacientes tienen entre 18 y 52 años.
Tres de esos pacientes están actualmente internados en la Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), confirmó el jefe de la sección de Cirugía del Calderón, Rodrigo Chamorro Castro.
Para la vocera de los pacientes, los médicos han hecho lo posible para realizar los trasplantes, pero la CCSS les debe garantizar el reconocimiento de la disponibilidad como corresponde, sin diferenciar con otros programas de trasplante. Leidy Brenes adelantó que la Asociación pedirá explicaciones a la CCSS.
“Estamos levantando la voz como asociación de pacientes ante una situación bastante grave y lamentable. Nos sentimos sumamente indignados de que se perdieran órganos en un país con una tasa de donación tan baja”, declaró la representante.
La Nación solicitó el martes más información sobre el tema de disponibilidades y conversar con algún vocero de la CCSS, pero al cierre de esta información no se había obtenido respuesta. También se le pidió una reacción al Ministerio de Salud y a la Secretaría Técnica de Donación y Trasplantes, pero tampoco se pudo conversar con ellos.
Los trasplantes de corazón y pulmón actualmente solo los realiza el Hospital Calderón Guardia. En algún momento, el Hospital México hizo trasplantes de corazón. De hecho, ahí se hizo la primera de estas cirugías, el 8 de marzo de 1991, al guanacasteco Juan Rueda Espinoza, quien falleció 15 meses después. El procedimiento lo dirigió el cirujano Longino Soto Pacheco (qdDg).
En julio del 2022, el Hospital Calderón Guardia hizo el primer trasplante simultáneo de corazón y pulmones en Costa Rica. Johanna Chacón Calvo, entonces de 46 años, recibió un nuevo corazón, y Jason Fernández Monge, de 30, recibió dos pulmones.
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Rodrigo Chamorro, jefe de la sección de Cirugía del Calderón Guardia –quien también coordina el programa de trasplantes cardiotorácicos–, confirmó que no se pudo sacar provecho en marzo a los tres corazones y cuatro pulmones pues no se logró conformar los equipos al carecer el hospital de la asignación de disponibilidades.
Esos días coincidieron con las vacaciones de Semana Santa y, según dijo, bajo la modalidad actual de pago en la que el programa carece de disponibilidad para cirujanos y anestesiólogos no hay obligación de acudir si sale un operativo de trasplante.
Solo el año pasado, el equipo de corazón y pulmón implantó 10 órganos: seis pulmones y cuatro corazones. Entre enero y febrero de este año hicieron los trasplantes de tres corazones y tres pulmones.
Todos estos operativos se hicieron bajo una modalidad de monto único o por cirugía realizada. Sin embargo, contrario a los programas de trasplantes de riñón e hígado, para el de corazón-pulmón la CCSS no asigna disponibilidad para cirujanos y anestesiólogos. Chamorro ignora las razones de esa diferencia entre grupos, pues la Caja no la ha explicado.
Según el cirujano, hasta ahora ha habido disposición del equipo para hacer trasplantes bajo la modalidad actual pero esto se acabó con la aprobación de las disponibilidades para trasplante de riñón, a finales del año pasado.
La única respuesta que han obtenido de la Gerencia Médica de la CCSS es que las disponibilidades para corazón y pulmón están en trámite. Aparentemente, en el área de Presupuesto de la institución.
“Unos programas sí son importantes (para la CCSS) porque han tenido presión mediática o problemas, y los que no dan problemas quedan aparte, aunque den buenos resultados”, reclamó el cirujano.
“Posiblemente se van a perder más órganos. (En las condiciones actuales) me cuesta mucho conformar equipos. Si hay un recurso en problemas es Anestesia. Es gente con mucho trabajo afuera, difícilmente, una persona que no esté disponible dejará su trabajo privado por venir a dormir un corazón o un pulmón.
“Hace unos meses tuvimos que esperar a que un anestesiólogo regresara un domingo de Guanacaste para que hiciera la anestesia, y vino a las 8 o 9 de la noche. Todo este tipo de cosas nos han pasado por el hecho de no tener un médico disponible que se obligue a acudir al llamado de trasplante”, declaró Chamorro.
De acuerdo con el jefe de la sección de Cirugía, para cubrir al máximo los operativos de trasplante que surjan, el Calderón Guardia amplió las guardias al personal de sala de operaciones. Los de Cuidados Intensivos tienen sus disponibilidades por aparte, también los de perfusión. Solo cirujanos y anestesiólogos no.
Esta no sería la primera vez que se registra el desaprovechamiento de órganos donados para trasplante. En febrero de 2019, La Nación reveló el desperdicio de riñones de donantes cadavéricos en varios hospitales de la Caja, también por un problema salarial.
Los hechos que se relataron en varios reportajes sucedieron en el 2018, un fin de semana en que el Ministerio de Salud activó la alerta de trasplante renal: los hospitales disponían de cuatro riñones de dos donantes cadavéricos para trasplantar a alguno de los 264 enfermos en espera de un órgano sano.
Sin embargo, ninguno de los cinco centros de la Caja en donde se realizan trasplantes renales (México, San Juan de Dios, Calderón Guardia, Nacional de Niños y Max Peralta) aprovechó la donación.
En ese entonces, el cambio del modelo de pago de disponibilidad a uno llamado “alerta voluntaria” provocó que se dificultara la conformación de los equipos de trasplante en todos los hospitales.
A pesar de que los hospitales de la CCSS han realizado trasplantes pioneros en órganos como corazón, hígado, pulmón y corazón-pulmón, los programas para atender a las personas con fallo orgánico terminal no han estado exentos de cuestionamientos.
Seis de esos momentos son los siguientes: