Desde hace décadas Estados Unidos defiende la solución de dos Estados para enfrentar el conflicto entre Israel y Palestina, pero con condiciones. Por unos u otros motivos, la medida nunca ha salido adelante, a pesar de que la han tratado de adoptar hasta tres presidentes estadounidenses. La idea nació en la sede de Naciones Unidas en 1947, cuando se aprobó la división de Palestina (entonces controlada por Reino Unido) en dos Estados, uno judío y otro árabe. Los palestinos rechazaron la propuesta porque, según ellos, se cedía demasiado territorio a Israel. El primer mandatario norteamericano en defender la medida fue el demócrata Bill Clinton en el año 2000, pero no acabó de funcionar. Más tarde, Barack Obama trató de continuar con la idea, pero tampoco tuvo éxito debido a las discrepancias entre la gestión de asentamientos judíos y la liberación de prisioneros palestinos. Tras el ataque de Hamás el pasado 7 de octubre, a Joe Biden no le ha quedado más remedio que abordar de nuevo el eterno debate de los dos Estados.
La Casa Blanca reaccionó este miércoles a la decisión de España, Irlanda y Noruega de reconocer al Estado de Palestina recordando que la postura de la Administración de Biden pasa por "negociaciones directas entre las partes". "El presidente es firme partidario de una solución de dos Estados y lo ha sido durante toda su carrera", pero cree que el reconocimiento de un Estado palestino "debería realizarse mediante negociaciones directas entre las partes" y no "de forma unilateral", ha dicho un portavoz del Consejo de Seguridad Nacional a la CNN.
El presidente estadounidense siempre ha dicho que defiende la solución de un Estado de Israel y otro de Palestina, siempre y cuando se negocie entre las partes implicadas, y si Palestina deja de estar dividida por Hamás y la Autoridad Nacional Palestina, separados desde el 2007 con la llegada al poder de los islamistas en Gaza.
Desde le otro lado del Atlántico, las potencias europeas también mostraron su escepticismo. Preguntada sobre el reconocimiento de Palestina como Estado por parte de estos tres países, la ministra de Exteriores alemana, Annalena Baerbock, dijo en una rueda de prensa tras una reunión con sus colegas francés, Stéphane Séjourné, y polaco, Radoslaw Sikorski, en la ciudad alemana de Weimar que "si un simple reconocimiento trajera ahora la paz, ningún político se demoraría".
Pero "para una solución a la horrible situación que tenemos que vivir, lo que hace falta no es un reconocimiento simbólico sino una solución política", manifestó la jefa de la diplomacia germana, que aludía así a la guerra de Israel contra Hamás en la Franja de Gaza. "Para una solución del conflicto en Oriente Medio lo que hacen falta son negociaciones directas". Séjourné añadió: "No es el momento".
Con un socio con las ideas tan claras como el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, que no parara hasta que consiga erradicar completamente a Hamás, Biden ha tenido que mantener un difícil equilibrio entre seguir apoyando a su viejo aliado y no perder el respaldo de su pueblo en un año electoral donde la población está más polarizada que nunca y cada vez se siente más crispación en las calles del país. Y aunque en los últimos meses Biden parece haberse distanciado de su gran amigo Netanyahu en las formas, en el contenido siguen muy unidos. Solo las partes pueden negociar la creación de dos Estados.
Esta parece ser la única forma de solucionar el conflicto, porque para que se reconozcan los dos gobiernos tiene que haber un reconocimiento por parte de las Naciones Unidas que solo se conseguirá si el Consejo de Seguridad así lo aprueba. Estados Unidos, miembro permanente del organismo, tiene derecho a veto para las medidas que se votan, y ha dejado claro que seguirá vetando una bandera Palestina. De nada parece servir que 142 estados de los 193 miembros de la organización hayan apoyado la condición de Palestina como Estado. EE UU sigue sin cambiar de opinión, y sin su beneplácito de poco sirven los reconocimientos internacionales a efectos prácticos.
Este reciente reconocimiento de los tres países como Estado palestino, que no existe en la práctica sobre el terreno, no parece haberle gustado mucho a EE UU, cuyo presidente insistió de nuevo el pasado fin de semana que su visión de solución es la única en la que se puede vivir en paz, seguridad y dignidad. En la solución de dos Estados, los palestinos que actualmente ocupan la Franja de Gaza y Cisjordania pasarían a convertirse en un Estado reconocido junto con Israel, que ganaría un estado más seguro.
Esta es la situación a 23 de mayo de 2024, porque a partir del 5 de noviembre, si Donald Trump gana las elecciones presidenciales la idea de los dos Estados quedará completamente enterrada los próximos cuatro años. Ya en febrero de 2017, en un encuentro con Netanyahu, dejó claro que se inclinaba más por un proceso de paz respaldado por los árabes, una antigua idea que flota en el aire desde hace mucho tiempo y nunca ha dado resultados.