Kiev. El presidente de Ucrania, Volodimir Zelenski, expresó en una entrevista exclusiva a esta agencia su anticipación ante una posible expansión de la ofensiva rusa en el norte y este del país, con el objetivo de capturar la ciudad de Járkov, región donde Moscú continúa su asalto iniciado el 10 de mayo.
Zelenski señaló que la ofensiva rusa podría desarrollarse en varias oleadas, mencionando una primera oleada tras los recientes avances territoriales logrados por Rusia desde finales de 2022. A pesar de ello, destacó que la situación para las fuerzas ucranianas era más favorable que hace una semana.
De acuerdo con Zelenski, Rusia busca apoderarse de la ciudad de Járkov, capital regional ubicada a poca distancia del frente, luego de fracasar en su intento de capturarla en 2022. Sin embargo, el presidente ruso afirmó el viernes que no tiene intenciones de atacarla “por el momento”, argumentando que la ofensiva rusa responde a los bombardeos ucranianos registrados en territorio ruso en los últimos meses.
Las fuerzas rusas buscan aprovechar la debilidad de Ucrania en términos de personal militar y armamento tras dos años de conflicto.
Zelenski reconoció a esta agencia una falta de efectivos. “Un gran número (de brigadas) están vacías”, afirmó. Frente a estas carencias, Kiev votó una controvertida ley que reduce la edad de 27 a 25 años con el objetivo de acelerar la movilización militar, y que entró en vigor este sábado.
También promulgó una ley que permite reclutar a prisioneros a cambio de libertad condicional. Respecto a sus aliados occidentales, lamentó que Ucrania solo dispone de una cuarta parte de los sistemas de defensa antiaérea que necesita y añadió que requiere igualmente entre 120 y 130 aviones de combate F-16.
Entretanto, en el noreste de Ucrania, cerca de 10.000 personas fueron evacuadas desde que comenzó esta ofensiva en la región de Járkov. “En total, 9.907 personas fueron evacuadas”, declaró el gobernador Oleg Synegubov, que precisó que las fuerzas ucranianas repelieron dos intentos de las fuerzas enemigas de romper sus defensas durante la noche.
Dos civiles, de 70 y 83 años, murieron cuando abandonaban Vovchansk en coche, declaró el fiscal de la región. Pero la situación está “bajo control”, aseguró Synegubov, que anteriormente indicó que los rusos comenzaron “a destruir Vovchansk, utilizando tanques y artillería”.
No obstante, Moscú continúa su avance en la zona. El Ministerio ruso de Defensa anunció el sábado que sus fueras “liberaron el pueblo de Staritsa”, cerca de Vovchansk, y “continúan su avance hacia las posiciones del enemigo”.
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Situada a unos 50 km de Járkov, segunda ciudad del país, Vovchansk contaba con 18.000 habitantes antes del inicio de la invasión rusa en febrero de 2022. Un centenar de personas permanecen aún en la ciudad. El ejército ruso a menudo destruye las ciudades ucranianas para conquistarlas, como hizo en Bajmut el año pasado o en Adviivka en febrero.
Kiev acusa a Moscú de utilizar a los civiles como “escudos humanos” en Vovchansk y de haber cometido, al menos, una ejecución sumaria.
Un poco más al oeste, las fuerzas rusas avanzaron en su segundo eje de asalto en la región. Su objetivo es el pueblo de Lukiantsi, para abrirse camino hacia Lipsi, otra localidad de la región de Járkov. El viernes el ejército reivindicó la toma de 12 ciudades de la región en el espacio de una semana.
Con 257 km2 conquistados en la región de Járkov, según un análisis de esta agencia a partir de datos del Instituto estadounidense para el Estudio de la Guerra, Moscú logró en una semana sus mayores conquistas territoriales desde finales de 2022.
El viernes por la tarde, hubo nuevos ataques rusos en Járkov que dejaron al menos tres muertos y 28 heridos, según cifras facilitadas por el alcalde, Igor Terekhov. Por su parte, Rusia acusó el sábado al régimen de Kiev de haberla atacado con “bombas guiadas de fabricación francesa Hammer y misiles antirradar HARM de fabricación estadounidense” en la región rusa de Bélgorod, fronteriza con Ucrania.
Ante la intensificación del conflicto, Polonia anunció que invertirá más de $2.500 millones en la seguridad y la fortificación de su frontera con Rusia y Bielorrusia, que además constituye el límite oriental de la Unión Europea. Este “refuerzo de 400 kilómetros en la frontera (...) será un elemento de disuasión y una estrategia para repeler la guerra en nuestras fronteras”, declaró el primer ministro, Donald Tusk, cuyo país teme ser el próximo objetivo de Moscú.