En 2002, en plena fiebre de 'El Señor de los Anillos' y las películas de Peter Jackson, Vivendi Universal publicó un videojuego mucho más fiel a Tolkien. Os lo contamos.
Los seguidores de J.R.R. Tolkien y la Tierra Media están de enhorabuena. Hace escasas horas,
El Señor de los Anillos: Los anillos de poder estrenó un épico tráiler para su segunda temporada en Prime Video, mostrándonos
el avance de Sauron el Impostor en la Segunda Edad del Legendarium del Profesor. Casi al mismo tiempo,
Warner y New Line Cinema anunciaron una nueva película de acción real, contando con
Peter Jackson, responsable de la trilogía cinematográfica de
El Señor de los Anillos y de
El Hobbit y el propio Andy Serkis, director y actor que dio vida a Gollum. En este maremagno de noticias de fantasía, viajamos al pasado, en plena efervescencia de
El Señor de los Anillos y repasamos un juego que era tan fiel a los escritos de Tolkien que jugarlo era casi como leer el libro -salvando las distancias, claro-.
Así fue el olvidado, casi como el Anillo Único en las Montañas Nubladas, El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo.
El Señor de los Anillos: La comunidad del anillo era un ambicioso juego de aventuras muy fiel a la obra de J.R.R. Tolkien que, sin embargo, tenía algunas sombras En el año
2002,
coincidiendo con el estreno en cines de El Señor de los Anillos: Las dos torres, Vivendi Universal, Surreal Software Black Label lanzaron varios juegos basados en el universo de la Tierra Media de J.R.R. Tolkien, con los derechos literarios de la obra como premisa principal.
Los videojuegos basados en la obra de fantasía de Tolkien comenzaban a llegar a las estanterías y principales plataformas, siendo algunos de ellos,
verdaderos exponentes de lo que puede llegar a dar de sí este universo de fantasía en el ocio digital. En este contexto, surgieron
El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo de Vivendi y
El Señor de los Anillos: Las dos torres de EA Games, dos títulos que coincidieron casi simultáneamente en las tiendas, ofreciendo estilos de juego radicalmente diferentes.
Mientras que EA Games apostaba por una experiencia de acción más directa y sencilla, caracterizada por un estilo de combate
hack and slash,
Black Label y Surreal Software se mostraban más ambiciosas. Su propuesta combinaba elementos de
rol, puzles, plataformas y acción, buscando
mantener una fidelidad notable a la narrativa de la novela homónima de Tolkien. Y es que la premisa del videojuego que nos atañe es bien clara.
El Señor de los Anillos: La comunidad del anillo sumerge al jugador los acontecimientos del libro,
comenzando con la entrega del anillo a Frodo Bolsón y la revelación de los peligros que acechan a la Tierra Media. Los jugadores tenían la oportunidad de
explorar la Comarca, interactuar con personajes icónicos y enfrentarse a numerosos desafíos mientras se embarcan en el viaje hacia Bree.
Como juego de aventura en tercera persona, los primeros minutos del juego eran abrumadores y un sueño hecho realidad para los lectores de Tolkien. Entre las tareas que se nos encomendaban, teníamos la posibilidad de darle los papeles de la escritura de nuestro hogar a Lobelia Sacovilla Bolsón, expulsar algunos lobos de las lindes de la Comarca, ayudar a los habitantes de la zona o pasear por los interiores de Bolsón Cerrado. Con inteligencia, el título nos ofrecía la oportunidad de
tomar control sobre Frodo -que podía usar el anillo- con la acción y la fuerza física de la mano de
Aragorn o la magia e inteligencia de
Gandalf para resolver puzles.
A lo largo del juego, se suceden momentos clave de la historia de la primera novela de la trilogía, con guiños especiales para los aficionados de Tolkien, como la
aparición de personajes como Tom Bombadil y Baya de Oro. Seguíamos el viaje del Portador del Anillo, saliendo desde la Comarca en dirección al Último Hogar. Una vez en Rivendell, y tras haber luchado como Aragorn en Bree y en la Cima de los Vientos contra los
Jinetes Negros, pasábamos a encarnar a Gandalf, que nos llevaba a las Minas de Moria tras un accidentado viaje por Caradhras y las tierras salvajes. Hay que decir que el juego se tornaba en ese punto más difícil y complejo, con laberínticos niveles y puzles, pasando tras el
combate contra el Balrog, de nuevo a la acción más directa con Aragorn. Su tramo final destilaba un cierto desdén -parecía hecho con prisas-, con poca inspiración en las luchas contra los
Uruk-hai de Isengard.
Como os hemos contado,
la narrativa se desarrolla a través de diferentes perspectivas, permitiendo a los jugadores encarnar a personajes como Gandalf y Aragorn en su lucha contra las fuerzas oscuras de Sauron, en un intento de aportar algo de variedad al contexto jugable de un título que, desgraciadamente, y pese a esforzarse, tenía muchas limitaciones técnicas. A veces daba la impresión de querer abarcar demasiado, con capítulos o niveles que aportaban poco o nada a la aventura y que lastraban el ritmo de desarrollo con problemas técnicos, especialmente en su versión para consolas de sobremesa, con
bugs muy extraños que podrían incluso corromper la partida.
El juego incluía tres personajes jugables, adaptaba pasajes literarios de Tolkien con fidelidad y se esforzaba en su visión de la Tierra MediaSi admitíamos su propuesta, y nos dejábamos llevar por doblaje al castellano y su exactitud en los diálogos y textos, era fácil dejarse llevar por este camino por la Tierra Media.
Los temas principales de la obra del Profesor, como la amistad, el valor y la lucha contra el mal, estaban muy bien tratados y tamizados en muchos aspectos del videojuego, un aspecto que gustó mucho en su día.
El título se lanzó PlayStation 2, Xbox y Game Boy Advance (GBA). Aunque comparten la misma premisa básica, cada versión tiene diferencias significativas en términos de jugabilidad, gráficos y mecánicas, siendo las ediciones de la consola de Sony y Microsoft muy similares -la Xbox presentaba algunas secciones adicionales y mejores gráficos o iluminación-, y la de la portátil de Nintendo otra presentación más simple y directa en cuando a su propuesta jugable.
No funcionaron mal en ventas, y Vivendi parecía satisfecha con el resultado comercial, en parte porque sabían que se benefició del fervor generado por el estreno de las películas de Peter Jackson.
Así pues,
cuando se anunció La traición de Isengard, la segunda parte que iba a
adaptar Las dos torres incorporando a los Ent como personajes jugables y un modo cooperativo para dos jugadores, muchos aficionados celebraron esta alternativa y propuesta. Pero, desgraciadamente,
cuando se había completado un 70% del desarrollo, se canceló por no cumplir los estándares. El Señor de los Anillos: La Comunidad del Anillo nos presentaba una experiencia decente, aunque lastrada por algunos problemas técnicos y una ejecución que parecía muy apresurada en algunos tramos finales del juego. A pesar de sus imperfecciones, evidentes y a la vista de todos, siempre
nos pareció que representaba un esfuerzo significativo por expandir el universo de Tolkien en el mundo de los videojuegos.
Y eso es un pensamiento alentador.