La práctica de escribir a mano puede ser una poderosa herramienta para cultivar la conexión con nosotros mismos.
En la vorágine del día a día, es fácil perder de vista nuestra propia voz interior, dejando que el ruido externo domine nuestra mente y emociones. Sin embargo, hay una práctica simple que puede ayudarnos a reconectar con nosotros mismos: escribir a mano.
Desde la activación cerebral hasta la reflexión profunda, una psicóloga y creadora de contenido explora cómo la escritura puede ser una herramienta invaluable para superar obstáculos personales y fomentar un mayor autoconocimiento.
Los beneficios de escribir se logran también al hacerlo a máquina o en una computadora, según el libro "¿Qué haces con tu vida?" de la psicóloga Clara López, quien tiene un máster en Neurociencia y participó en proyectos de investigación en la Universidad de Edimburgo.
El libro ofrece ejercicios prácticos que incluyen actividades relacionadas con la escritura, destacando sus beneficios en el ámbito psicológico (Fuente: Pexels)
Por esa razón, decidió publicar esta obra en la que explica la psicología de forma cercana, con ejercicios prácticos entre los que se incluyen varios relacionados con la escritura y los beneficios que se consiguen al practicarla.
Escribir a mano no solo implica plasmar palabras en un papel, sino también crear un espacio íntimo para escucharnos a nosotros mismos.
Clara López resalta cómo esta práctica nos permite adentrarnos en nuestros pensamientos y emociones, lo que puede resultar fundamental para nuestro bienestar emocional y nuestro crecimiento personal.
Al dedicar tiempo a la escritura manual, nos damos la oportunidad de explorar nuestros sentimientos más profundos y entender mejor nuestro estado emocional. Esta conexión con nuestra propia voz interior puede ser esencial para el autocuidado y para desarrollar una mayor autoconciencia.
Los avances en la neurociencia respaldan la idea de que escribir a mano activa áreas específicas del cerebro de manera más intensa que la escritura en un teclado.
Esta mayor actividad cerebral durante la escritura manual puede tener beneficios significativos, incluida una mejor retención de la información y una comprensión más profunda de los temas que estamos explorando.
La neurociencia respalda la noción de que la escritura manual activa áreas cerebrales de manera más intensa que la escritura en un teclado (Fuente: Freepik)
Al escribir a mano, estamos ejercitando nuestro cerebro de una manera que no se logra de la misma manera al teclear, lo que puede contribuir a un procesamiento más efectivo de la información y a un pensamiento más crítico y reflexivo.
La conexión entre la escritura manual y la memoria es innegable. Al tomar notas a mano, estamos estimulando nuestra memoria de trabajo y fortaleciendo los vínculos neuronales relacionados con el aprendizaje y la retención de la información.
Esta práctica puede ser especialmente útil en contextos educativos y profesionales, donde la capacidad para recordar información es crucial.
Además, escribir a mano nos permite personalizar nuestras notas y destacar la información más relevante, lo que puede facilitar aún más el proceso de memorización y comprensión.
La escritura manual está estrechamente vinculada con la memoria, fortaleciendo los vínculos neuronales relacionados con el aprendizaje y la retención de la información (Fuente: Freepik)
La escritura a mano fomenta una mayor fluidez de ideas y creatividad. Al dejar que las palabras fluyan libremente en el papel, podemos explorar una amplia gama de pensamientos y conceptos de una manera que no siempre es posible al teclear en un dispositivo electrónico.
Esta libertad para expresarnos sin restricciones puede llevarnos a descubrir nuevas ideas, soluciones innovadoras y perspectivas únicas sobre diversos temas.
La escritura a mano nos invita a explorar nuestra creatividad y a pensar de manera más expansiva, lo que puede ser invaluable tanto en contextos personales como profesionales.
El freewriting, una técnica que implica escribir sin filtros ni autocensura, puede ser una herramienta poderosa para superar el perfeccionismo y el miedo al juicio.
Al permitirnos escribir libremente, sin preocuparnos por la calidad o la perfección de nuestras palabras, podemos liberarnos de las restricciones autoimpuestas y dar rienda suelta a nuestra creatividad.
Esta práctica nos enseña a aceptar nuestras imperfecciones y a valorar el proceso de creación por encima del resultado final. Al dejar de lado el perfeccionismo, podemos liberarnos para explorar nuevas ideas y perspectivas de una manera más auténtica y genuina.
