Las pilas alcalinas son pequeñas pero poderosas aliadas que hacen posible nuestro estilo de vida moderno, brindándonos comodidad, seguridad y entretenimiento. En el mundo moderno, donde la tecnología está presente en cada aspecto de nuestras vidas, las pilas se han convertido en un elemento indispensable. Y es que estas pequeñas fuentes de energía , a menudo subestimadas, impulsan una gran variedad de dispositivos, desde juguetes y controles remotos hasta relojes y linternas. Un invento con mucha historia Desde tiempos inmemoriales los seres humanos hemos tenido un gran interés por la electricidad, la forma de producirla o almacenarla ha sido un asunto que ha involucrado a diferentes civilizaciones. Así, disponemos de datos que atestiguan que en la antigua Mesopotamia averiguaron que el bronce era un conductor de energía y que los egipcios llegaron a una conclusión similar con el oro. Sin embargo, no sería hasta bien entrado el siglo XIX cuando Alessandro Volta dio a conocer su gran descubrimiento: la primera pila. Este conde italiano fue nombrado profesor de la Universidad de Pavía, en donde coincidió con Luigi Galvani, un científico que había descubierto hacía algún tiempo que si unía dos metales con el músculo de una rana se originaba corriente eléctrica y las ancas de la rana muerta se movían. Volta perfeccionó el modelo apilando –de ahí procede el nombre- discos de zinc y cobre separados por otros de cartón o fieltro empapado en salmuera. Con este generador electroquímico –la pila voltaica- el italiano era capaz de producir una corriente eléctrica. Un ingeniero veinteañero encontró la clave A lo largo de la siguiente centuria se mejoró la pila al modificar la composición de los metales. Georges Leclanché introdujo electrodos de zinc y carbón envueltos en un material poroso y los sumergió en una disolución de cloruro de amonio. Esto dio paso a la pila seca o de zinc, la cual era más fácil de almacenar. En cualquier caso, el paso definitivo en la historia de la pila alcalina se lo debemos a un ingeniero canadiense –Lewis Urry- que con tan solo 28 años fue capaz de alargar la vida de las pilas de carbón. Después de muchos intentos fallidos dio con la clave: utilizar polvo de zinc. Para demostrar la eficiencia de su invento Lewys Urry tomó dos coches de juguete, en uno de ellos colocó una batería de carbón y en el otro la pila alcalina de su invención. Los puso a correr en su laboratorio observando –tal y como él esperaba- que el segundo vehículo daba varias vueltas más que el de la batería convencional. Gracias a este invento en 1959 salió al mercado la primera pila alcalina de la historia bajo el nombre de 'Eveready' –siempre lista-, el cual sería rebautizado tiempo después por 'Energizer'. MÁS INFORMACIÓN noticia Si James Webb detecta, por primera vez, la atmósfera de un planeta rocoso similar a la Tierra noticia No La tormenta geomagnética más fuerte de los últimos 20 años provoca una aurora boreal visible en toda España De todas formas, fue preciso esperar hasta julio de 1979 para que se produjera la gran revolución: la pila alcalina permitió oír música de forma privada y ambulante, sin necesidad de estar conectados a un cable. El binomio pila alcalina y walkman se convirtió en un verdadero tsunami comercial y en uno de los iconos de la década de los ochenta. A partir de entonces nada volvería a ser igual.