Es curioso cómo algunos de los mayores genios de la historia sufrieron enfermedades graves o degenerativas. Le ocurrió a Francisco de Goya, cuya obra pictórica en sus años de oscuridad es quizá la más interesante de su carrera. Así como a Beethoven, cuya sordera no impidió que fuese uno de los compositores más importantes de la historia. El de su pérdida del sentido del oído siempre ha sido un caso curioso, que ha despertado interés por parte de los expertos, que han tratado de descifrar el motivo de esta enfermedad. Ahora, parece haberse despejado esta incógnita, gracias al cabello que se conserva del músico. Unos mechones de su pelo que se guardan como objeto de colección han sido analizados por parte de un equipo de investigadores, y el resultado es la publicación de un artículo en la revista "Clinical Chemistry".
Se ha entendido siempre que este cabello analizado, que permite estudiar el ADN del compositor, fue extraído por admiradores suyos mientras agonizaban. Uno de los mechones estudiados pertenecía a Kevin Brown, un empresario australiano con devoción hacia la vida y obra de Beethoven. Una vez estudiada la muestra, los expertos afirman haber encontrado unos niveles inquietantemente altos de plomo en ella. Se utilizaron dos de sus mechones, y en uno se encontró una composición de 258 microgramos de plomo por gramo, y en el otro de 380. Unas cifras alarmantes, teniendo en cuenta que lo normal es no tener más de cuatro microgramos por gramo de pelo.
"Definitivamente, Beethoven estuvo expuesto a altas concentraciones de plomo", afirma Paul Jannetto, director del estudio. "Son los valores más altos en cabello que he visto nunca. Recibimos muestras de todo el mundo y estos valores son de una magnitud superior". Entonces, ¿a qué se debe? ¿Por qué el músico poseía tales cantidades de plomo en su cabello y cómo esto pudo perjudicarle en los oídos? Según el experto, si bien el cabello también presentaba niveles de arsénico superiores, las cantidades de plomo en particular son las que pudieron haberle ocasionado muchas de sus dolencias. De hecho, en la publicación realizada en "Clinical Chemistry" aseguran que, si bien descartan el envenenamiento, aseguran que tenía suficiente plomo en su organismo como para, como mínimo, explicar el origen de su sordera y demás enfermedades que sufrió.
La principal vía por la que Beethoven consumía tanto plomo es, aseguran los expertos, por consumir vino barato. El plomo aporta un sabor dulce, y en la época del autor se solía añadir al vino de mala calidad para potenciar su sabor. Según los investigadores, el vino también se fermentaba en calderas soldadas con plomo, y a medida que envejecía se iba filtrando dicho elemento. Y, además, los corchos de las botellas se remojaban previamente en sal de plomo para mejorar el sellado. Debió ser Beethoven un consumidor constante para que su cuerpo se hiciese con toda esta parte perjudicial.
De hecho, aseguran los estudiosos que el creador bebía ingentes cantidades de vino: aproximadamente una botella al día, e incluso más, pues pensaba que era bueno para la salud. Tal es así que ya no solo era adicto, sino que durante los últimos días de su vida se dice que sus amigos le proporcionaban vino a cucharadas, como forma de antídoto y paliativo.
