Los ocupados con más de un trabajo han alcanzado en el primer trimestre del año la cifra de 591.300 ocupados, según los datos de la última Encuesta de Población Activa (EPA). Son algo menos que los 602.600 con los que se cerró el año, el récord absoluto del pluriempleo en España, pero siguen entorno a la barrera de los 600.000 y son casi 142.000 más que hace cinco años, en el primer trimestre de 2019.
Este fenómeno explica en parte la cifra de 21 millones de ocupados de la que alardea el Gobierno y que no coincide con la de trabajadores reales. Y es que los datos de la Seguridad Social, esos 21 millones de ocupados, contabilizan el número de obligaciones a cotizar, por lo que un mismo trabajador puede asignar varias cotizaciones. ¿Cuántas veces se da este caso? En 2022 estas afiliaciones en pluriactividad alcanzaron las 778.936, según el Anuario de Estadísticas Laborales que publica el Ministerio de Trabajo. Más incluso que las registradas por la EPA.
Se trata de una situación asumida por la propia Seguridad Social, que en su informe metodológico estandarizado sobre afiliación reconoce esta brecha: “El número de afiliados no se corresponde necesariamente con el de trabajadores, sino que se trata de relaciones laborales o situaciones que generan obligación de estar afiliado; es decir, una misma persona se contabiliza en las estadísticas tantas veces como situaciones de afiliación tenga, ya sea porque tiene varias relaciones laborales en un mismo régimen o porque las tenga en varios”.
Este fenómeno que se ha ido agravando en los últimos años, más aún con la reforma laboral. Incluye tanto el pluriempleo como la pluriactividad, dos caras de la misma moneda. La pluriactividad corresponde a la situación del trabajador por cuenta propia o ajena cuyas actividades den lugar a su alta obligatoria en dos o más regímenes distintos del Sistema de la Seguridad Social. El pluriempleo atañe a la situación del trabajador por cuenta ajena que presta sus servicios profesionales a dos o más empresarios distintos y en actividades que den lugar a su alta obligatoria en un mismo Régimen de la Seguridad Social.
De los 591.300 ocupados con más de un empleo en España, 520.300 disponen de ese segundo trabajo en el sector servicios, 40.400 encuentran un complemento en la Industria; 16.600, en la construcción y apenas 14.000 en la agricultura.
Además, como efecto de la potenciación de la contratación fijo-discontinua a raíz de la reforma laboral, 43.300 trabajadores han tenido que recurrir al pluriempleo como fórmula para complementar su vida laboral. Si nos retrotraemos a la entrada en vigor de la reforma laboral, más de 52.000 trabajadores se han sumado al pluriempleo. La mayoría, ocho de cada diez, son asalariados que compaginan su puesto con un trabajo secundario, otro efecto más del modelo fijo-discontinuo. Así, 487.900 trabajadores con un trabajo “extra” son asalariados en el primer trimestre del año, mientras que apenas 103.500 son autónomos.
Según los mismos datos de la EPA, desde el hundimiento del mercado laboral provocado por la pandemia, el número de pluriempleados se ha disparado un 57%. Aunque la recuperación explica gran parte de esta cifra también hay que tener en consideración la prevalencia de los fijos discontinuos. Abril cerró con una cifra total de afiliados situada en los 21,10 millones de personas, por encima de los 21 millones por primera vez en la serie. Por su parte, los demandantes ocupados -entre los que se incluyen los que tienen un contrato fijo discontinuo en inactividad- disminuyeron en 69.000 y se sitúan en los 1,06 millones.
De los 1,27 millones de contratos firmados en abril, 559.254 fueron indefinidos y de estos, el 42,41% de los contratos indefinidos fueron a tiempo completo, frente a un 34,04% fijos discontinuos y un 23,55% indefinidos a tiempo parcial. Y casi 30.000 trabajadores (29.582) firmaron en abril más de un contrato indefinido, lo que supone el 6% de todos aquellos que firmaron algún contrato de dicha naturaleza. Con estas cifras, en abril fueron necesarios 10 contratos indefinidos para que el paro baje en una persona al terminar el mes.
Desde inicios de 2022, 854.000 trabajadores firmaron más de un contrato indefinido en abril. La duración media de los contratos marca mínimos en 18 años, con una media de 48,49 días, casi la mitad de los 85 días que se extendían en 2006. Incluso está por debajo del mes previo a la aprobación de la reforma laboral. Por tanto, los contratos indefinidos duran ya menos que los temporales que antes de la reforma de Yolanda Díaz en 2021.
