Si bien se enfrentó con el último Campeón Argentino, mejoró algo de lo demostrado en el torneo anterior (que fue muy malo), Tigre volvió a mostrar una alarmante falta de jerarquía individual y poco más que nada desde lo colectivo.
La visita arrancó mejor, tuvo un par de ocasiones, una de las cuales terminó en gol y no mucho más. A partir de allí, manejo el partido, lo controló desde la impotencia de su rival en el juego.
Lo único rescatable fue el debut de Ángelo Marchese, el ingreso de Tomás Fernández y el regreso de Lomónaco, que hicieron de la defensa un sector con pocas equivocaciones, a diferencias de lo que teníamos visto. Luego en el medio y arriba en función de ataque, todo muy poco… demasiado poco como para tener esperanzas serías de mejorías en lo inmediato.
Solo resta esperar las incorporaciones y que ya son imprescindibles.
