Si el hormigón admite la tensión creada, se concluye que ese espesor es suficiente. En este caso, se coloca una malla electrosoldada en el tercio superior de la solera, cuya función no es la de reforzar el hormigón, sino absorber las tensiones de la retracción plástica del hormigón, es decir las tensiones del curado, que dura desde los primeros minutos hasta varios años.