La danza movimiento terapia es un enfoque terapéutico, fundamentado en que todo movimiento produce cambios psicológicos y cognitivos en beneficio de la salud y el crecimiento personales, así como una mejoría sustancial en determinados padecimientos manifestados en lo físico o somatizados.
En Inglaterra, Alemania, Francia y Estados Unidos, este trabajo lo llevan a cabo equipos interdisciplinarios. La formación es universitaria y está reglada, y existen asociaciones internacionales que evalúan estándares y competencias para el ejercicio de la carrera.
Con muchos años de trayectoria en Estados Unidos, se originó de la mano de pioneras como Marian Chace, M. Whitehouse, L. Espenak y B. Evans, quienes descubrieron el poder del movimiento y la danza espontáneos con pacientes de la unidad psiquiátrica del Hospital Federal St. Elizabeth. Los efectos fueron tan positivos que se introdujeron como parte del programa.
A través de un movimiento empático y sincronizado, Chace transmitía al individuo un mensaje crucial: lo acepto como es y quiero estar con usted donde usted esté.
Ofrecía al individuo un medio para relacionarse consigo mismo, su entorno y aquellas personas que, por enfermedad o diferentes discapacidades, están menos aptas para otras maneras de comunicación o relación.
Si escuchamos nuestro cuerpo, nos sintonizamos también con nuestros pensamientos. La conciencia corporal es un principio básico para el bienestar. Dado que somos una unidad integrada, necesitamos percibirnos en todas las dimensiones humanas.
Sin embargo, el paradigma prevalente enfatiza lo racional en detrimento del cuerpo, ya que solemos movernos, pero no siempre según las emociones o sensaciones, sino automáticamente, a veces distraídos, como ocurre usualmente en los gimnasios.
La danza movimiento terapia (DMT) propone un reencuentro con uno mismo y el entorno placenteramente, que descubre facetas desconocidas o no habitadas. Abre caminos antes no recorridos y nos invita a descubrir alternativas para resolver conflictos y bloqueos.
Como el cuerpo tiene memoria, quedan grabadas situaciones que hemos atravesado en nuestra vida. Cuando nos movemos bajo premisas que los danzoterapeutas proponen, es posible vivir momentos emotivos o preverbales que ayudan a entender la dinámica en la que funcionamos.
Por tanto, esta orientación facilita el acceso al inconsciente de manera lúdica y gradual. El movimiento refleja siempre a la persona, y quienes lo analizan extraen valiosas informaciones que a veces no se ven plasmadas mediante otras mediciones tradicionales, estudios, etc.
La DMT también se sirve de la voz, los estímulos musicales, la verbalización, el espacio, algunos objetos que se integran según necesidades y consideraciones del terapeuta. Por ende, permite ensayar nuevas conductas en espacios seguros y guiados.
La autora es psicoterapeuta corporal y trabajadora social especialista en mediación y gestión del conflicto.
