Son las siete y media de la mañana de un lluvioso primer día de mayo. La jornada comienza a las ocho, pero desde la organización recomiendan acudir media hora antes para facilitar la distribución por autobuses. Varios centenares de barceloneses acuden a ver a Carles Puigdemont en una suerte de peregrinación laica que los llevará a Argelès-sur-Mer, al sureste de Francia, a apenas treinta kilómetros de la frontera española.
Argelers de la Marenda en catalán, o simplemente Argelers, es el enclave elegido por el candidato de Junts para celebrar los actos de campaña, tras abandonar la llamada Casa de la República de Waterloo e instalarse en la comarca francesa del Vallespir.
En las elecciones de 2021, el propio Puigdemont encabezó da manera simbólica la candidatura de su partido. Fue Laura Borràs, la número dos, quien protagonizó los actos de campaña y los debates electorales, mientras que la participación del expresidente catalán quedó reducida a algunas intervenciones telemáticas. A diferencia del 14-F, en esta ocasión se ha optado por una campaña más cercana. "Desconecta la pantalla, conecta con el presidente", proponen. Ante la imposibilidad del candidato de regresar a España, son sus simpatizantes quienes se trasladan al territorio francés para escuchar sus discursos.
Desde Junts per Catalunya describen los mítines de su candidato a las elecciones catalanas como "una fiesta inolvidable". Varios autobuses parten cada día desde distintas zonas de Cataluña. Tras el acto de inicio de campaña, abierto a toda la comunidad autónoma, ciudadanos de Reus y Baix Camp asistieron en la primera jornada, el viernes 26 de abril. El día siguiente fue el turno del Baix Llobregat; el domingo, del Vallès… y así cada día. El fallecimiento de su madre el pasado lunes le obligó a paralizar su agenda durante un par de jornadas, en las que fue sustituido por otros candidatos de la lista, para retomar su actividad el miércoles de esa misma semana.
Ese día, casi una decena de autobuses parte de la estación de Fabra i Puig, en Barcelona, pasadas las ocho de la mañana. No van completamente llenos, ya que hay quienes se han apuntado a través del formulario habilitado en la web de Carles Puigdemont y finalmente no han acudido, a pesar de que desde el partido llamaron por teléfono a todos los inscritos para confirmar su asistencia y resolver posibles dudas.
En su exterior, aparece una fotografía del candidato, acompañada de distintos mensajes: "Cataluña necesita la independencia", "Cataluña necesita liderazgo", "Cataluña necesita hacerse respetar" o "Cataluña necesita soluciones" son algunos de ellos. Justo cuando parten, lo hace también el autobús metropolitano de la línea 134, dirección Roquetes, que incluye un anuncio de Ciutadans. En él se puede ver también la imagen de Puigdemont, acompañado de Pedro Sánchez. El mensaje, sin embargo, es distinto. "Detenlos", propone el lema del partido naranja.
Durante el trayecto de ida reina el silencio en el interior de los autobuses. Algunos militantes hablan de los árbitros de fútbol o de la vida cotidiana, aunque el ambiente es más bien tranquilo hasta cruzar la frontera.
Poco antes de llegar, una de las organizadoras, micrófono en mano, ofrece algunas indicaciones mientras otro compañero reparte bolsas de tela. En una de sus caras rezan "Puigdemont president"; en la otra, uno de los distintos lemas acerca de lo que Cataluña necesita. Y en su interior albergan un abanico y un puñado de caramelos. No hay suficientes para todos, lamentan, por lo que se reparte una para cada dos personas.
Los buses aparcan en Argelers tras dos horas y media de trayecto. El mitin no comienza hasta las doce, por lo que los asistentes disponen de tiempo libre para tomar un café, desayunar o visitar la ciudad.
No ha parado de llover, por lo que la mayoría opta por quedarse en en la carpa que el partido ha instalado junto al espacio Jean Carrère, donde tiene lugar el acto. El auditorio ha acogido en los últimos meses el espectáculo Solo del humorista e imitador Marc-Antoine Le Bret y la obra Vole Eddie Vole!, y el 10 de mayo será el escenario del show Merci Francis del trío francés Les Coquettes. Entretanto sirve de espacio para los encuentros de Puigdemont con sus seguidores y las ruedas de prensa ante los medios de comunicación.
Nada más bajar de los autobuses, uno de los conductores reta a otro a una partida al futbolín. Llevan una semana viajando a Argelers, por lo que el interior de la carpa no constituye una sorpresa para ellos, a diferencia del resto de asistentes, quienes se emocionan al ver los juegos de mesa.
Tres dianas para jugar a los dardos y media docena de futbolines constituyen la atracción principal. Sobre todo esta última, pronto quedan ocupadas todas las mesas.
Algunos jugadores optan por las figuras con vestimenta azulgrana; otros, por las blanquiazules del Espanyol. Sin embargo, los mandos que representan al Real Madrid tardan más en ocuparse. Tal es así que una partida comienza con dos jugadores en el lado del Barça contra uno en el del Real Madrid. Culpa de los números impares: son tres amigos que viajaban juntos. Pronto se les une una desconocida, y finalmente este lado gana la partida. "Y eso que jugáis con los blancos", los felicita un espectador que ha presenciado la partida.
En los correos enviados por la organización recomiendan llevar bocadillos y bebida. Sin embargo, quienes no lo tienen en cuenta no se quedan sin comer. Si en un extremo de la carpa están instalados los juegos de mesa, en el otro hay dos food-tracks con diversas opciones de menú.
Bocadillos de bacon, lomo o "butifarra del país" por siete euros en La Taverna, mismo precio que las hamburguesas, y patatas fritas a cinco euros. Para beber, refrescos o cervezas por 2,50€, o un café por 2€.
Un euro más caros que su competencia, Cal Pastor ofrecía distintas opciones de bocadillo: Frankfurt, pagès, pollo o vegetal. También incluye patatas fritas y bebidas, con un coste adicional.
La banda sonora de los actos no se deja al azar. La protagonista es la música catalana: antes del mítin, Junts ameniza la espera de los asistentes con temas como "Caminem Lluny" de Doctor Prats o "Escriurem" de Miki Núñez. Suenan las primeras notas de una versión acústica de "Jean-Luc", de Els Amics de les Arts. Se interrumpe mientras Joan Enric Barceló canta aquello de que su plan era volver pronto pero al final todo se fue alargando. Va a comenzar el acto.
Acaba poco más de una hora después, tras varios discursos del propio Puigdemont y de otros integrantes de la lista. Vuelve la música y lo hace con Bruce Springsteen. "No surrender" del Boss, es la canción elegida para cerrar el mitin mientras los asistentes abandonan sus asientos, de nuevo rumbo a las carpas, antes de enfilar el viaje de vuelta a Barcelona.
