En un giro contundente de la política cultural española, el Ministro de Cultura, Ernest Urtasun, ha hecho público el cese del Premio Nacional de Tauromaquia a partir de este año. Esta decisión, fundamentada en consideraciones éticas sobre el trato hacia los animales, ha generado una ola de reacciones encontradas en la esfera política y entre los protagonistas del mundo taurino.
El anuncio ha desatado una polémica inmediata. Urtasun ha justificado esta medida argumentando que la tauromaquia es "una forma de tortura animal" y que, por lo tanto, premiarla resulta incompatible con los valores de una sociedad que, según él, está cada vez más sensibilizada hacia el bienestar animal. Urtasun ha subrayado que esta medida es coherente con la aprobación de la Ley de Bienestar Animal en 2023, reflejando así un compromiso firme con el respeto y la protección de los derechos de los animales.
El Premio Nacional de Tauromaquia, instituido en 2013 y dotado con 30.000 euros, ha sido una distinción de renombre en el mundo de la tauromaquia, reconocimiento que ahora se ve abruptamente interrumpido. Esta decisión ha recibido una andanada de críticas, especialmente de parte de profesionales y organizaciones vinculadas al ámbito taurino, quienes lo han calificado de "sectario" y han denunciado una supuesta falta de representatividad y equidad en la decisión ministerial.
La oposición política, encabezada por partidos como Vox y el PP, ha rechazado vehementemente esta determinación y ha anunciado su intención de restaurar el premio en caso de llegar al poder. Para ellos, la tauromaquia representa una parte integral de la cultura y tradición españolas, y su eliminación del panorama de premios nacionales es considerada un desprecio a estos valores arraigados.
