Dijo Ancelotti en vísperas del partido contra el Bayern de Múnich algo que sonó a aforismo: «Hay dos tipos de entrenadores: los que no hacen nada y los que hacen mucho daño. Yo intento ser de los primeros». Admito que me quedé un rato dando vueltas a esa reflexión. De algún modo sonó similar al juramento hipocrático de un cirujano: «Ante todo no hagas daño». Es decir: no estropear el equipo de buenos jugadores que te ha sido confiado. No tocar demasiadas cosas y limitarte a conseguir que no se olviden de jugar de manera grupal. Y permitir que los jugadores brillen por sí mismos. Es, sin duda, una visión inteligente de su propia profesión y de sí mismo. Cuando...
Ver Más