Nos acercamos a la meta de las elecciones europeas, que se celebrarán en junio. Hoy más que nunca, surge la necesidad de reforzar las instituciones y, sobre todo, el ideal de la Unión frente a las gravísimas crisis geoestratégicas a las que los europeos asistimos desazonados, impotentes, cada vez más marginados. En la prensa y en las cancillerías circulan adelantos de planes de reforma, en parte nuevos y en parte conocidos por los expertos y debatidos desde hace años. Es de esperar que la Cultura con mayúscula, sin retórica ni artimañas, aparezca por fin a la cabeza de estos indispensables intentos de renovación. Porque no podremos sentirnos europeos solo gracias al Parlamento que nos representa (aún con base nacional), a...
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