Aunque no hay cifras oficiales, las estimaciones de los organismos internacionales sitúan entre 400.000 y 500.000 los muertos en la guerra de Ucrania, aunque algunas fuentes hablan de más. En la invasión de Gaza por parte de Israel, el último recuento realizado por Hamás habla de 34.500 muertos. Pero detrás de los dos conflictos armados más mediáticos hay otro que pasa desapercibido por la opinión pública mundial, y que tiene a Sudán como escenario.
Esta semana, el enviado especial de Estados Unidos para Sudán, Tom Perriello, ha avisado de que en torno a 150.000 personas podrían haber muerto ya en la guerra desatada en abril de 2023 entre el Ejército sudanés y las paramilitares Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) en el país africano, escenario desde entonces de un espectro de atrocidades cometidas por ambos bandos, constitutivas de crímenes de guerra y contra la Humanidad.
El conflicto que estalló entre Ejército y las RSF tras el fracaso de sus negociaciones para integrar a los paramilitares en las fuerzas regulares acabó por degenerar la espiral descendente en la que se vio inmersa el país desde el golpe de Estado perpetrado por el líder militar sudanés Abdelfatá al Burhan que aniquiló las expectativas de una transición civil tras la caída en 2019 del dictador Omar al Bashir.
A la guerra entre Ejército y paramilitares se suma la reactivación de los históricos conflictos intercomunitarios en la región de Darfur, en el oeste de Sudán, escenario ahora de una campaña de exterminio de la comunidad masalit a manos de los paramilitares -- herederos de las milicias Yanyauid que cometieron el genocidio de Darfur a principios de siglo -- y abusos sexuales contra las mujeres de la región.
"El mayor indicador de que estamos ante un conflicto invisible es que no tenemos una cifra fidedigna de muertos, en parte por los apagones de telecomunicaciones y la flagrante campaña de acoso contra los activistas. Es gente que está trabajando bajo circunstancias extremadamente difíciles", ha apuntado Perriello durante su comparecencia del pasado miércoles ante la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de Estados Unidos.
Aunque ONG como el Proyecto de Datos de Eventos y Ubicación de Conflictos Armados (ACLED) ha podido verificar aproximadamente 15.500 muertos, el enviado dio por válida la posibilidad de que estas cifras estén por debajo de la realidad "por un múltiplo de diez o de quince". Los recuentos sustancialmente por debajo de la realidad no solo se refieren a los fallecidos.
Sin ir más lejos la semana pasada la Red de la Iniciativa Estratégica para las Mujeres del Cuerno de África (SIHA) avisó de que los, al menos, 244 casos de violaciones desde el estallido de la guerra en Sudán no representaban más que una "pequeña fracción" de los casos reales ante la imposibilidad de recabar datos exactos dada la violencia reinante.
En su resumen inicial, el enviado especial de EEUU describió un panorama atroz en un país que ya se enfrenta abiertamente a la hambruna y a la total disolución de su estructura política, es decir, a las puerta ya de lo que se conoce como un estado fallido. Ninguno de los dos bandos está exento de culpa. "Las RSF y sus líderes están participando en esta guerra haciendo gala de una brutalidad indecible", ha indicado sobre las fuerzas que encabeza Mohamed Hamdan Dagalo, alias 'Hemedti', mientras señala al Ejército por "bombardear zonas civiles, interferir activamente en operaciones humanitarias y rechazar varias veces la llegada de ayuda".
EEUU sospecha de que el Ejército sigue dando cobijo a antiguos oficiales de la era Al Bashir y es tan partícipe como las RSF de los discursos de odio que están llevando la tensión social hasta el extremo incluso en las pocas zonas todavía no alcanzadas de lleno por el conflicto. El enviado especial insistió además que Sudán representa la mayor crisis de desplazamiento del mundo: más de ocho millones de sudaneses se han visto obligadas a abandonar sus hogares. De ellos, tres millones son niños.
Más de 25 millones de personas necesitan alimentos y medicinas básicos y 4,9 millones de esas personas están directamente borde de la hambruna. Así pues, el enviado especial de EEUU terminó de apuntar directamente a Al Burhan y 'Hemedti' como los dos principales responsables de "alimentar una guerra espantosa" en medio de la "ausencia de voluntad política" por parte de la comunidad internacional, EEUU incluido, para "imponer" la paz en el país.
"Nuestra única guía es la aspiración del pueblo sudanés. Podemos asfaltar ese camino pero el tiempo no está de nuestro lado", ha avisado, como única solución factible para un país cuya trayectoria "más probable es la aparición de un estado fallido con 50 millones de personas en su interior, atrapadas en una puerta estratégica hacia la región del Sahel".