Comprenderán ustedes que vayamos de monográfico. La carta, claro. Sólo dos apuntes finales para las elecciones vascas, que ya se nos han olvidado. Como guinda del repugnante pastel.
Al loro.
Abc. Su director, Julián Quirós: “El hombre que desprecia a su país. La carta de Pedro Sánchez es impropia de un jefe de gobierno (…) supone la última manifestación de un narcisista extremo que vive el servicio público como una constante representación teatral. No le importa volcar el tablero político, poner la vida nacional en vilo durante una semana y ciscarse en la opinión pública para evitar dar cuenta de sus actos”; Carlos Herrera: “Hay que acabar ‘con las insidias contra Pedro Sánchez’, dice Zapatero, que ha sido de los primeros en llamar a la movilización, y ya todos los Coros y Danzas del sanchismo han activado su modo Felación Sincronizada: ¡Que se actúe contra los medios desafectos! ¡Que tome el poder judicial! Qué gentuza más adorable”; Alberto García Reyes: “La verdad es que la 'carta a la ciudadanía' es la mayor vergüenza política que recordamos. Era difícil, pero el presidente lo ha conseguido. Ha hecho un curso exprés de martirologio para presentarse como la víctima de una supuesta maquinación derechoide contra su mujer (…) presidente, haga el favor, bájese de la cruz y trabaje, que no está España para numeritos”.
Nos vamos a El Mundo. Arcadi Espada, siempre en vanguardia: “La carta inconcebible, grano de pus reventado de la política sentimental, y exponente definitivamente peligroso de las maneras autocráticas con que el presidente del Gobierno maneja la política… (…) Cabe definirla rápida y precisamente: el intento del Gobierno de arrebatar a los españoles sus derechos de ciudadanía. Este es el sentido de la carta que el presidente ha dirigido de modo blasfemo a los ciudadanos y el sentido de la reacción inmediata de su turba”. O Jorge Bustos, que tampoco es moco de pavo: “Hay una verdad en la epístola de Pedro a los españoles: es un hombre profundamente enamorado. No de su mujer, naturalmente (…) Pedro se ha escrito la enésima carta de amor a sí mismo (…) Pero si solo fuera eso nos reiríamos. El problema es que esa carta no es una expresión de amor desviado sino un recto llamamiento al odio entre españoles. La marca de la casa. La marca de Caín”. ¿Y qué decir de Federico Jiménez Losantos que ustedes no sepan?: “La grotesca carta de Sánchez anunciando que va a pensar si se va o se queda, como si no dependiera de etarras y golpistas su estadía o desalojo de la Moncloa, supone una afrenta a la sociedad española, un triple insulto a esa ciudadanía a la que se dirige para tiranizarla. Es una agresión al juez que se ha atrevido a acoger una denuncia infinitamente más fundada que las que sus ministros ponen a los periodistas molestos. Es una agresión a la oposición, a la que, en una sintaxis pedregosa, tirando a delictuosa, culpa de la decisión de un juez cuando no son ni acusación. Y es, sobre todo, un ataque a la sociedad española como tal, a la que pretende dividir mortalmente en dos bandos: la de los que aplauden los negocios de su señora, que son los suyos, y la de quienes tenemos que pagarlos y aplaudir”.
El Confidencial es difícil de superar. Título de apertura: “Los jueces temen ‘el golpe final’ a su independencia tras la carta de Sánchez. Sospechan que se está creando el ‘caldo de cultivo’ para emprender reformas con el objetivo final de alcanzar ‘la toma del Supremo’”. De ahí sus opinadores habituales. Ignacio Varela: “La carta de Sánchez: no es una reflexión, es un desafío. La carta de Sánchez es algo más que una maniobra de distracción. Es victimista y, a la vez, pendenciera. Contiene una advertencia, un desafío y, en último término, una declaración de guerra”; Pablo Pombo: “El presidente no está reflexionando a media luz sobre la salud de nuestra democracia, doliente y solo (…) Está cambiando la agenda para organizarse la clase de operación de enaltecimiento personal que buscan los caudillos populistas en sus periodos crepusculares”. Rematamos con Juan Soto Ivars: “Más allá del arrebato infantil y narcisista, más allá de la sintaxis pobre, más allá de las alocuciones sentimentales y el protagonismo desmedido que se permite la encarnación de una institución del Estado, en su carta y en las reacciones de los dirigentes del Partido Socialista leo una amenaza”.
Ya saben cómo se las gastan por los arrabales. Libertad Digital. Un título: “La maniobra comunista de Sánchez amagando con dimitir. Sus columnistas. Cristina Losada: ”Ningún político serio, ningún político adulto, ningún político con sentido de la responsabilidad hace lo que ha hecho el presidente del Gobierno de España“. O Antonio Robles: ”A llorar a la calle de la llorería. Pierdan toda esperanza, Pedro Sánchez no dimitirá (…) Esto apesta a una nueva maniobra para salir del fango que él mismo ha vertido y en el que se sabe irremisiblemente enlodado (…) El manual del perfecto caudillo. O si quieren, el manual del perfecto caradura“. Chubasquero para aguantar La Gaceta: ”Sánchez trata de amedrentar a los jueces ante la investigación por corrupción a su esposa. Su carta responde al patrón del egocéntrico y del autócrata“; María Durán: ”De testaferros y huevos presidenciales. Sánchez es, en lo político, lo más corrupto que habíamos visto desde la Segunda República. Pero la verdad es que quitando los dos millones y medio que ha inyectado en la empresa de plásticos de sus padres, los negocietes de Begoña Gómez que le han reportado a ella varios cientos de miles de euros a cambio de favores de él, y la fortuna salida de la nada de su hermano, en lo personal es honradísimo. Lástima que aún queden unos pocos jueces pesados“.
No se me rindan, mis cuates, que queda tela que cortar. ¿Qué me dicen de esa fábrica de inmundicia que es The Objective, la confortable residencia donde han ido a parar Juan Luis Cebrián, Antonio Caño o Fernando Savater, tantas lecciones de rigor periodístico y de ética como hemos tenido que aguantarles? Vean. Título de apertura: “Sánchez dejó plantado al gabinete de crisis de Moncloa por la falta de apoyo a su mujer”. ¿Alguien se cree semejante basurilla? Álvaro Nieto, su director: “Menos ataques y más explicaciones. La mujer del César no solo debe ser honrada, sino parecerlo. Y en el caso de Begoña Gómez se ha incurrido en conductas al menos poco estéticas”; Guadalupe Sánchez: “El mensaje más potente que contiene la carta de Pedro Sánchez no es el de apoyo a su mujer, sino el del señalamiento a jueces y medios de comunicación”. Y ya puestos, inmersión, inmersión, que viene Eduardo Inda, el director de OKdiario: “Sánchez, deja de actuar como un niño mimado, di si te vas de una puñetera vez y déjanos en paz”. Eso después de abrir su digital con tres bombitas fétidas, tres, sobre el padre de Begoña Gómez. ¿Factoría Villarejo? Mismo medio, Álvaro Delgado: “El primer gancho judicial -unas meras diligencias previas- que ha recibido su enamorada Begoña Gómez por sus turbios negocios a la sombra del poder lo ha dejado al borde de la dimisión. Vaya ‘killer’ de pacotilla ha resultado ser el chulángano de La Moncloa”; Fran Carrillo: “A la retahíla de virtudes del presidente más narcisista y egocéntrico de cuantos ha conocido una nación se suma la de victimista, un ejercicio que en España da réditos porque somos un país llorón por naturaleza”.
Tras el calentamiento, El Debate. Un titular: “Una deriva peligrosa. La izquierda inicia una persecución a jueces, oposición y prensa no afín por el caso Begoña”. O este otro: “El PSOE y sus socios han empezado a señalar objetivos, al calor del debate sobre la salud y los límites de la democracia. La Judicatura les molesta especialmente, con la ley de amnistía en ciernes”. Soltemos ya a los gurkas, fieros guerreros. Luis Ventoso: “El horrible sufrimiento de ‘un hombre enamorado’. Va por el libro del autócrata: primero enchufa a sus amigotes y familiares y luego nos endilga una carta de chufla (…) Todo es una patochada bastante zafia, pensada para montar un show de adhesión inquebrantable cuando la roña amical y familiar le llega al cuello”; Ramón Pérez-Maura: “Sánchez, como Cagancho en Almagro. Le faltó al Monarca un poco de la iniciativa que solía exhibir el Rey Don Juan Carlos. Yo creo que el viejo Rey hubiera espetado a Sánchez algo como ‘A ver si dejas de tocarte las pelotas…’”; Gabriel Albiac: “Podría mover a piedad ese triste payaso desarbolado. Pero a mí me hace subir un asco amargo. Lo lamento”; Alfonso Ussía: “Si los mejunjes económicos y comisionistas que ha protagonizado la esposa de Sánchez durante los últimos cinco años, los hubiera negociado en español, su situación penal se hallaría en definitivo trance de condena. Por mucho menos ingresó en la cárcel el yerno del Rey Juan Carlos I”. ¿Echaban de menos a Antonio R. Naranjo?: “La familia Sánchez, SL. Ningún presidente del mundo, salvo en la parte norteña de Corea, alguna africana más septentrional y otras pocas embadurnadas en petróleo, tiene un currículo como el de Sánchez en esta materia. Nadie tiene a padres, hermanos, esposas y una miríada de amigos del colegio o del partido colocados, de un modo u otro, con tan poco decoro, con tanta ostentación, con tan escaso disimulo”. O quizá prefieran a Zoe Valdés: “En cualquier de los casos, seguramente la oposición estará preparada, porque la que se avecina es una dictadura pura y dura de corte castrista (…) Pedro Sánchez busca perpetuarse en el poder (…) Por encima de su mujer y de quien se le cruce en el camino, con un ego sobredimensionado como el de Napoleón y Castro juntos, sin las batallas del primero y la estrategia revolucionaria del segundo, pero con una idéntica y tremenda megalomanía”.
Un toque, sólo un toque de Vozpópuli. Gorka Maneiro: “Nunca en la historia reciente de España había ocurrido cosa semejante. Quien decide dimitir, dimite. Pero es Pedro Sánchez, el Maquiavelo del siglo XXI. Es, obviamente, una nueva artimaña de Sánchez para resurgir de las cenizas, dar la vuelta a las encuestas, coger con el pie cambiado al adversario político, apretar las filas socialistas, retomar la iniciativa y volver con más fuerza, incluso sin haberse ido antes”.
Nos vamos, pero les prometí un par de apuntes sobre las elecciones del País Vasco.
¿Qué les parece esta perla del Abc?: “Amedo reta a un debate a Otegi: ‘Un miembro de ETA y el coordinador de los GAL cara a cara’. Amedo ha trasladado a ABC que sería una buena iniciativa juntar ‘cara a cara a un miembro de ETA, aunque no fuera un jefe —en referencia a Otegi— con el coordinador de los GAL, que fui yo”. El policía José Amedo, recuerden, está condenado a casi 120 años de cárcel. ¡Llevar más de cien años en el kiosco para convertirse en esto!
Sé que les va a gustar. Diego Medrano en The Objective: “Me decía un actor famoso, rico, bien pagado, joven, en la orilla del mar Cantábrico, acerca de sus novias efímeras: ‘Cuanto más feminista es, más quiere que la domines en la cama y hagas de empotrador’. Nos gustan los malos malotes, y no hay blanquero ni profidén ni milongas respecto a Bildu, los malotes atraen y son un negocio (…) Ganaron los malotes porque follan más los malotes. Las vascas lo tienen claro: se les nota a los que la tienen pequeña a la hora de pedir txacolís”.
Angustioso fin de semana con Pedro Sánchez al fondo.
*6 de febrero de 1993. Carlos Salvador Bilardo, entrenador argentino del Sevilla al ver que el masajista de su equipo atendía a un futbolista del Deportivo La Coruña que sangraba tras un choque con Diego Armando Maradona, entonces en el Sevilla: “¿Cómo vas a atender al otro? ¡Qué carajo me importa! ¡Pisalo! ¡Pisalo! ¡Al contrario, pisalo!”.