Cabeza fría, corazón caliente. Es un concepto que ha sido repetido en innumerables ocasiones por los protagonistas del derbi. Una idea que dibuja a este cíclico pulso de eterna rivalidad como el de las vísperas más comedidas. Los únicos que han sacado los pies del tiesto han sido agentes externos que no están en la dinámica de los equipos. Y es que las consignas internas han estado claras: no hay que calentar el ambiente. Ya hay pasión de por sí en duelos como estos, las aficiones no necesitan extra de picante y el choque tiene su propio interés deportivo. Nadie quiere equivocarse y así lo han hecho todos los que han tenido un micrófono delante. Las arengas quedan dentro de...
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