La izquierda en general y el PSOE en particular se afanan estos días en propalar la idea de que la mujer de Sánchez es víctima de una ofensiva política, mediática y judicial sin precedentes para justificar así el retiro de «reflexión» que se ha concedido el presidente del Gobierno durante cinco días. Y lo cierto es que él mismo es el primero que ha protagonizado severos y continuos ataques a los familiares más cercanos de sus principales adversarios políticos en ocasiones y escenarios tan solemnes como su última investidura y el Congreso. Así, aprovechó un altavoz tan potente como el atril de la Cámara Alta durante su investidura a mediados del pasado mes de noviembre para acusar al hermano de la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, de estar involucrado en un «posible caso de corrupción» por la venta de mascarillas durante la pandemia. Lo hizo a sabiendas de que este asunto, alentado por denuncias de su partido y de sus socios, había sido archivado por hasta dos Fiscalías distintas y hacía mucho tiempo: Anticorrupción en junio de 2022 y la Europea ocho meses antes de ese día. Por descontado, Sánchez, su partido y su Gobierno ignoraron por completo el malestar que esas palabras provocaron en la aludida y su familia, que la propia Ayuso ilustró en el célebre «me gusta la fruta» que las cámaras le captaron en la tribuna de invitados del Congreso cuando escuchó que el presidente del Gobierno señalaba a su hermano como presunto corrupto. Noticia Relacionada Editorial opinion No El doble discurso del PSOE resulta inverosímil Los afines a Sánchez acusan a la oposición de reproducir las maneras que, paradójicamente, mejor definen a los socialistas Es más, el presidente volvió a repetir esa acusación infundada el pasado mes de febrero para despejar preguntas sobre el caso Koldo, que afecta a uno de sus exministros, José Luis Ábalos, por corrupción en la venta de mascarillas y que, a diferencia del anterior, todavía no se ha resuelto en los tribunales. Y el propio Sánchez estaba sentado al lado de su mano derecha en el Gobierno y el PSOE, María Jesús Montero, cuando hace poco más de un mes la vicepresidenta primera se sirvió de una noticia falsa para atacar a la mujer del líder de la oposición de nuevo en el Congreso: «¿Es verdad que la mujer del señor Feijóo fue contratada, recibió una ayuda su empresa por la Xunta? (sic)» Montero atizaba con esa noticia falsa, como poco después reconoció el propio medio que la publicó, por segundo día consecutivo. La víspera lo había hecho en el Senado en respuesta al PP: «¿Puede aclarar si la Xunta de Galicia dio una ayuda de más de 100.000 euros a una empresa en la que trabajaba la mujer de Feijóo?» No fue la única, porque también usó ese bulo la ministra portavoz, Pilar Alegría , en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros desde La Moncloa. El presidente festejó que sus ministras señalaran así a la esposa del líder de la oposición. Tanto que, durante el episodio del Congreso el pasado 20 de marzo, no sólo aplaudió con entusiasmo a Montero, sino que él mismo se dirigió a la bancada popular con gesto retador y divertido para espetar «y mucho más, y mucho más» , dando así a entender que seguirían saliendo más escándalos de la mujer de Feijóo. Podemos y Sumar El PSOE ha tenido bastante ayuda de sus socios en este tipo de ataques a adversarios políticos a costa de sus familiares. Durante la anterior legislatura, cuando Podemos y Sumar compartían gobierno bajo las siglas de Unidas Podemos, también se cebaron con el hermano de Ayuso. Hasta el punto de que la formación morada exhibió una lona gigante simulando un tuit con la cara y el nombre de Tomás Ayuso en la céntrica calle Goya de la capital con motivo de las elecciones municipales y autonómicas del año pasado. Su candidata autonómica, Alejandra Jacinto, llegó a ir a un debate electoral en Telemadrid con una camiseta con el rostro del hermano de la dirigente del PP. Lo mismo que hizo la líder de su partido y entonces ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, desde el hemiciclo del Congreso . elecciones_correo_0679 Elecciones por correo ABC te ofrece la jornada de la campaña electoral catalana en 5 minutos No Todo lo anterior se suma a otros ataques al entorno más cercano de distintos políticos, como el acoso de un grupo de exaltados en plena calle a la entonces presidenta madrileña, Cristina Cifuentes , o a la que fuera vicealcaldesa de la capital por Ciudadanos, Begoña Villacís , en la festividad de San Isidro de 2019. El PSOE aseguró después que «no estaba con su familia», cuando la portavoz naranja se encontraba embarazada y a punto de dar a luz , y que se trataba de «un acto público». Más Madrid, la formación ahora integrada en Sumar, acusó a Villacís de «generar crispación» cuando dos años después el pleno municipal votó varias propuestas para condenar este tipo de actos.