La carta de amor a su esposa y odio al discrepante que Pedro Sánchez publicó el miércoles se ha metido hasta el tuétano en la campaña catalana, que comenzó ayer como menos le gusta a los líderes catalanes: hablando de Madrid. Que si Salvador Illa puso un vídeo lacrimógeno, casi un obituario político, para pedir al presidente «que se quede», que si Aragonés dice que él también quiere mucho a su mujer pero que no se retira cuando le ataca «la ultraderecha», que si Puigdemont dice que sólo apoyará los Presupuestos Generales del Estado si el Gobierno le cede el 100% de los impuestos. Y Zapatero yendo a Lérida para continuar en su estrategia de rescatar a Sánchez de la...
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