A medida que pasan las horas y baja la espuma de la polémica sobre si entró o no la pelota en el arco de Boca tras el cabezazo de Borja, toma forma otro interrogante sobre lo que dejó el Superclásico: ¿Pueden volver las dos hinchadas al fútbol argentino?
Por lo visto el domingo pasado en las tribunas y las adyacencias del Estadio Kempes, parece que sí. No se registraron incidentes ni adentro ni afuera de la cancha, y eso que ambas hinchadas no se cruzaban hace más de seis años.
Este excelente ejemplo se replicó en el resto de la ciudad de Córdoba, las rutas por las que viajaron los hinchas y hasta la terminal de ómnibus de Retiro, por citar apenas tres lugares del país donde se mezclaron fanáticos de Boca y River.
En este sentido, El Cronista fue testigo de la convivencia pacífica entre los hinchas de ambos clubes en las calles de la capital cordobesa. No hubo una sola provocación cuando pasaban por al lado con las camisetas de sus clubes puestas, y en la estación de micros hasta comían uno al lado del otro sin burlarse de su archirrival.
Por todos estos motivos es que tal vez haya llegado la hora de que las autoridades de la seguridad y los organizadores del fútbol argentino se planteen seriamente la posibilidad de que los partidos vuelvan a jugarse con ambas hinchadas en las tribunas, cualquiera sea la categoría y el lugar donde se juegue.
El ejemplo del domingo en Córdoba fue otra muestra de que cuando un operativo de seguridad se hace a conciencia y de la manera más profesional posible, las chances de éxito son altas.
Esto además de tener en cuenta que hubo poco tiempo de preparación para ajustar todos los detalles, porque entre la confirmación de la sede y la realización del encuentro hubo solo cinco días de distancia.
Aunque algunos puedan pensar lo contrario, el vibrante duelo por los cuartos de final de la Copa de la Liga demostró que a veces el resultado no es lo más importante. Porque al Superclásico más pasional del mundo lo ganó Boca, pero también el fútbol argentino.