Cuando el euro se doraba en el horno, los países de la UE se dieron cuenta de que era necesario añadirle dos ingredientes, la prudencia y la ortodoxia en la gestión de las cuentas públicas nacionales, si pretendían que el asado mantuviera la estabilidad del sistema y evitase los contagios indeseados. Los criterios utilizados para 'el día después' fueron similares a los establecidos a lo largo del camino que nos llevó a la moneda única. Básicamente, el control de los déficits y la limitación del tamaño de la deuda pública. Una vez que los tipos de interés se habían 'comunitarizado' en el BCE y los tipos de cambio carecían de sentido en una unión monetaria. Eran tiempos en los que...
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