Primero vino la tragedia afectiva y desgarrada fijada en el cambio de milenio en Milán de la mano de Tilda Swinton y su arrebatador "Io sono l'amore" con una historia que seguía la caída de la alta burguesía con el artefacto de la pasión como intermediario principal. Después le tocó el turno a la extrañeza enormemente erótica de "A Bigger Splash". Más tarde vendría la vacuidad exagerada manifestada por ricos con mucho dinero y demasiado tiempo libre que desatan ardientes deseos de seducción y narcisismo impostado alrededor de una piscina a través su particular versión de la cinta de 1969 dirigida por Jacques Deray, "La piscina", con "Cegados bajo el sol".
Pero por muchas pistas que ya estuviera dando el cineasta italiano sobre sus filias cinematográficas, no fue hasta el éxito de "Call Me by Your Name" cuando nos dimos cuenta de que Luca Guadagnino es un enamorado del amor y del deseo, del placer, del romanticismo, de todo aquello capaz de embellecer los sentidos.
Teniendo en cuenta este reguero de querencias -personales y profesionales-, este viernes 26 de abril llega a la gran pantalla "Rivales", el último y esperadísimo trabajo del director protagonizado por Zendaya (que ya colaboró con él en el experimento de terror romántico que constituía "Hasta los huesos"), encargada de dar vida en esta ocasión a Tashi Duncan, una antigua estrella del tenis convertida en entrenadora. "Tú crees que el tenis consiste en expresarse, en hacer lo que sabes. No sabes lo que es el tenis", espeta desafiante en un momento del tráiler.
Tashi es además una fuerza de la naturaleza a la que no parece gustarle demasiado pedir disculpas ni dentro ni fuera de la pista. Casada con un campeón que atraviesa una racha de derrotas (Mike Faist), su estrategia para la redención de su marido da un giro sorprendente ya que éste deberá enfrentarse al fracasado Patrick (nuestro venerado Josh O'Connor de los Durrell), antiguo mejor amigo y ex novio de la joven. "¿Crees que quiero que alguien esté enamorado de mí?", instiga Zendaya. Mientras sus pasados y sus presentes chocan aleatoriamente con la precisión certera de una pelota de tenis, las tensiones personales y el desentierro de viejas rivalidades aumentan entre cuerpos sudados, gente insultantemente sexy y raquetazos violentos. Habrá que esperar al viernes para ver quién traspasa la línea.