El domingo empezó de la peor manera, acudiendo a un funeral. Ahí encontré a
Jordi Roura, amigo de
Tito Vilanova, su mano derecha en la Liga de los 100 puntos, y descubridor de no pocos talentos jóvenes que ahora triunfan en el
Barça. Hablamos de fútbol e hicimos vaticinios sobre lo que pasaría en el
Santiago Bernabéu. Para no caer en el pesimismo de la semana trágica culé, coincidimos en la bendición del cielo que es que
Lamine Yamal y
Pau Cubarsí estén jugando en el Barça. Y que lo estén haciendo a un nivel tan alto, tantos partidos, siendo ya titulares. Como dijo
Roura, “estamos normalizando una situación, que no tiene nada de normal”. Cierto.
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