«Es mi primer día. Puedo decir que soy astronauta de verdad. Es muy, muy emocionante». Pablo Álvarez se muestra entusiasmado pocas horas después de recibir las alas de la Agencia Espacial Europea (ESA) que acreditan que está preparado para volar al espacio, el primer español que las consigue en más de 30 años después de Pedro Duque. La ceremonia de graduación se ha celebrado este lunes en el centro de entrenamiento de la ciudad alemana de Colonia, donde el ingeniero leonés de 35 años ha realizado la mayor parte de su formación básica durante el último año. Junto a él se han graduado otros cuatro europeos: la francesa Sophie Adenot , la británica Rosemary Coogan , el belga Raphaël Liégeois y el suizo Marco Sieber -todos seleccionados en 2022 en el Consejo Ministerial de la ESA-. También una australiana, Katherine Bennell-Pegg, gracias a una colaboración con la agencia espacial de su país. Durante este tiempo, Álvarez ha aprendido ruso -se sacó el B2 en menos de dos meses-, se ha metido en una piscina con un pesado traje espacial o ha hecho ejercicios de supervivencia a diez grados bajo cero. Según confiesa en una videoconferencia, algunas pruebas han sido más duras de lo que pensaba. -¿Cuál ha sido el mayor desafío durante este año de entrenamiento? -La cantidad de materias distintas que tienes que dominar y cómo cambias de una a otra de una forma muy rápida. Un día estás haciendo actividades extravehiculares en la piscina (La simulación de las caminatas espaciales). Sales y luego tienes una clase de mecánica orbital o de primeros auxilios. Dos días después, te encuentras en los Pirineos haciendo un refugio para pasar la noche al raso. Esa ha sido la vida que he tenido durante el último año. Noticia Relacionada estandar No Pablo Álvarez se convierte en el primer astronauta español en 30 años Judith de Jorge El leonés se ha graduado este lunes junto a sus compañeros de promoción y está preparado para viajar al espacio -¿Le ha sorprendido algo en especial por su dureza? -No era muy consciente de la dificultad de los entrenamientos para los paseos espaciales. Durante casi cuatro horas te metes en un piscina con un traje de astronauta que es muy incómodo, muy pesado y difícil de utilizar... una nave espacial con forma de persona. Moverse requiere mucho esfuerzo porque tienes que parar la inercia de tu propio cuerpo. Y tienes que tener en cuenta las comunicaciones, la seguridad, lo que hace tu compañero, seguir el procedimiento para instalar una carga o una reparación. Estoy muy contento con el resultado, pero ha sido muy exigente. -Lo contrario, ¿en qué se ha sentido más cómodo? -El objetivo del entrenamiento básico es ponernos a todos al mismo nivel en distintas materias y uno de los cursos era ingeniería aeroespacial. Siendo el único ingeniero del grupo, esa parte ha sido la más fácil. -¿Cómo han sido las pruebas de supervivencia? -Cuando te metes en una cápsula espacial, si algo va mal, puedes aterrizar en casi cualquier entorno, tanto en océanos como en la montaña. Tienes que estar preparado para sobrevivir el tiempo necesario hasta que llegue el equipo de rescate. En los entrenamientos hacemos simulaciones en las que tenemos que trabajar en equipo y desarrollar habilidades tanto de liderazgo como de seguir a un líder, aprendizajes que un día pueden ser muy útiles. Una de las simulaciones era sobre un caso de hipotermia. Para que la sintiéramos bien en nuestro cuerpo nos metieron en un lago con ropa. El agua estaba a uno o dos grados, pero fuera había menos diez. Tuvimos que hacer el rescate, conseguir leña, una tienda de campaña, tratar al enfermo... La verdad es que pasamos bastante frío. -Ha viajado a centros espaciales por todo el mundo, ¿alguno le ha impresionado? -Houston. Todo, todo lo que tienen allí montado en torno al cuerpo de astronautas. Sobre todo la piscina en la que entrenan las actividades extravehiculares. En la que tenemos en Europa caben uno o dos módulos de la Estación Espacial Internacional (ISS). Allí entra prácticamente entera. Es gigantesco. Pudimos hacer submarinismo para reconocerlo. Dentro de poco volveré con el traje de astronauta para hacer el entrenamiento de verdad. También tengo muchas ganas de ir a algún lanzamiento tripulado. Pero el día que vea mi cohete, en el que me va a mandar fuera del planeta, será un momento que se me quedará grabado para siempre. «La invasión de Ucrania ha cambiado el entrenamiento. He aprendido ruso en Alemania y no he conocido a ningún cosmonauta» -¿Ha cambiado la preparación de este año respecto a lo que se hacía antes de la invasión de Ucrania? -Estoy convencido de que sí. Después de la invasión de Ucrania, la ESA cortó muchos lazos con Rusia. Por ejemplo, canceló la misión ExoMars, que iba a ser enviada a Marte en un cohete ruso. Seguimos volando con cosmonautas porque es la única forma de mantener la estación espacial con vida. De cara al entrenamiento, por ejemplo, hemos aprendido ruso en una escuela de idiomas en Alemania en vez de ir a Moscú. He conocido a astronautas canadienses, americanos, de Emiratos, Japón... pero aún no he conocido a ningún cosmonauta (astronauta ruso). Creo que eso da a entender el impacto que la geopolítica ha tenido en nuestro entrenamiento. -Tanto Sara García (candidata a astronauta en la reserva) como usted han subrayado la importancia de tener un perfil psicológico concreto: saber trabajar en equipo, controlar el estrés... ¿Ha notado ya la importancia de esas habilidades emocionales? -Lo he notado cada día en mis compañeros. Es genial trabajar con ellos y nos llevamos súper bien. Hemos crecido muchísimo como grupo. Todo el mundo se imagina que hay un ambiente súper competitivo. No sé si viene de películas de astronautas como 'Elegidos para la gloria', pero no es así. Son personas que trabajan en equipo, capaces de convivir en una misión de larga duración y que a la vez rinden en situaciones de emergencia y mantienen la calma y la tranquilidad necesarias. -Una vez graduado, ¿qué es lo que viene ahora? -La graduación no es el final de nada. Solo certifica que la ESA piensa que ya estamos preparados para ser asignados a una misión, que requerirá otros dos años de entrenamiento específico. Hasta entonces seguiremos preparándonos para rendir lo máximo posible. Tenemos que aprender a pilotar aviones, a usar el brazo robótico de la estación espacial en Canadá, el laboratorio europeo Columbus... -¿Cuándo cree que va a volar al espacio? -Los cinco astronautas europeos que nos graduamos vamos a volar entre 2026 y 2030. Todavía no se ha definido el orden, pero es bastante reconfortante saber que una vez acabada esta formación, el periodo de espera no es tan largo. En el pasado, ha habido astronautas que han tenido que esperar hasta 12 o 14 años para sus misiones. Las misiones serán de larga duración a la estación espacial: seis meses en el espacio para hacer experimentos y desarrollos tecnológicos. Cada astronauta participa en unos 200 experimentos de todo tipo. Los ejecutamos e intervenimos si hay problemas. Somos las manos de los científicos en el espacio. Y mantenemos la estación en orden. -Les han advertido durante la graduación que la ISS se limpia los sábados y que eso también les va a tocar. -Sí, sí. Creo que son cuatro horas. Nos vamos turnando para que no sea aburrido estar seis meses limpiando lo mismo. Un día limpias un módulo, otro día te toca otro... Nos vamos rotando como en un piso de estudiantes. -¿Ve más cerca la posibilidad de ir a la Luna? -Todavía es pronto. El primer objetivo es la estación espacial, coger experiencia y aprender realmente cómo funciona por dentro. Pero espero seguir como astronauta muchos años y esforzarme al máximo para aprovechar cualquier oportunidad que venga, incluida la Luna. No es que sea mi sueño, es que es el de casi cualquier persona. -¿Es ahora una persona diferente? -Llevo muchas experiencias nuevas en la mochila. He estado muchas veces fuera de mi zona de confort y de eso se trata también el entrenamiento de un astronauta. Pero creo que al final las bases de quién soy como persona no han cambiado. Siempre le digo a mis amigos que si alguna vez detectan algo raro, alguna desviación en mí, hagan de guardianes para asegurarse de que eso no ocurra. MÁS INFORMACIÓN noticia Si La astrofísica española que ayuda a la NASA a buscar una segunda Tierra: «Hay más planetas como el nuestro» noticia No No es un asteroide, ¡es un trozo de Luna! -¿Le ha felicitado ya Pedro Duque? -Tengo el teléfono apagado desde esta mañana. Seguro que he recibido muchas llamadas y seguro que la de Pedro es una de ellas, porque estoy en contacto con él y me ha dado muchos, muchos consejos.
