En una carta dirigida a sus empleados, el CEO de Aerolíneas Argentinas, Fabián Lombardo, les anticipó que no dudará en "tomar decisiones difíciles, con el peso de la responsabilidad que cada una implique" para "resolver sus problemas estructurales" y "reducir el déficit operativo profundo" que tiene la empresa.
El ejecutivo aseguró que "sería un error pretender que la compañía no rinda cuentas sobre su eficiencia y productividad" y que, gracias a las determinaciones "que hoy ya estamos tomando, estimamos que en 2024 vamos a reducir a la mitad el déficit operativo".
"Si lo logramos, será el mejor resultado de los últimos siete años", prometió.
Lombardo asumió la presidencia de Aerolíneas con el Gobierno de Javier Milei. Hasta entonces, había sido el director comercial de la línea de bandera. En su misiva, dirigida al "equipo de Aerolíneas Argentinas", aseguró haber asumido "el compromiso y el privilegio" de dirigir a la compañía aérea más grande de la Argentina, "y una de las más importantes de la región; no sólo por su presencia en el mercado, por su historia o por el compromiso y profesionalismo de su personal, sino, principalmente, por su potencial".
"Nos estamos preparando para una temporada alta récord, con una oferta de asientos histórica, priorizando las rutas que más beneficio económico nos traen. Estamos compitiendo con compañías de primer nivel, y lo estamos haciendo muy bien. La apertura de cielos no nos preocupa, por el contrario, es un incentivo que nos impulsa a seguir mejorando. Todo esto lo estamos haciendo para maximizar nuestros resultados. Pero tenemos por delante un desafío enorme", planteó.
"La industria aeronáutica cambió dramáticamente durante la última década y, después de la pandemia, de manera todavía más vertiginosa. Y no solo la industria cambió, también cambió nuestro país", continuó.
"Es indudable que Aerolíneas hace un gran aporte al desarrollo económico y a la conectividad de nuestro territorio. Sin embargo, sería un error creer que esto es argumento suficiente para pretender que la compañía no rinda cuentas sobre su eficiencia y productividad. La realidad inobjetable es que la empresa no logró resolver sus problemas estructurales y sostiene, desde hace más de una década, un déficit operativo profundo", reconoció.
"En un contexto en el que muchos argentinos están haciendo un gran esfuerzo por salir adelante, cada centavo que se aporta desde el Estado para que Aerolíneas subsista tiene que ser y va a ser cuestionado. Esto nos obligará a todos, y a mi en particular, a tomar decisiones difíciles. Puede que no estén de acuerdo en muchas de ellas, pero quiero asegurarles que las voy a tomar con el peso de la responsabilidad que cada una implique", advirtió.
"Gracias a las determinaciones que hoy ya estamos tomando, estimamos que en 2024 vamos a reducir a la mitad el déficit operativo. Si lo logramos, será el mejor resultado de los últimos siete años", afirmó.
En tal sentido, arengó a que el cambio provenga desde adentro. "Es importante que esta transformación brote desde adentro de la compañía. Si no somos nosotros mismos los que nos preguntamos dónde podemos mejorar, o qué recursos podemos optimizar, otros harán esas definiciones. En este contexto, les pido que confíen en la información que reciban de sus superiores y desde los canales de comunicación oficiales de la compañía. Pero, por sobre todo, los invito a pensar en esta etapa como una oportunidad de poner en valor nuestra experiencia y nuestra historia, para demostrar por qué Aerolíneas Argentinas tiene que seguir siendo protagonista del desarrollo económico y aeronáutico de nuestro país".
"Lograr esto depende de nosotros, trabajando en equipo. Los invito a acompañarme en este camino. Gracias por su compromiso", finalizó.
Con un déficit que rozó los u$s 8000 millones desde su restatización, en 2008, Aerolíneas es una de las empresas cuya privatización está incluida en la Ley Bases de Milei. Con la actual administración, la empresa, que en marzo cumplió un año sin recibir subsidios del Estado, buscó hacer foco en su eficientización. En tal sentido, abrió un programa de retiros voluntarios para 8000 de sus 11.800 empleados y canceló rutas que no eran rentables, como Buenos Aires-La Habana y, más recientemente, el vuelo directo a Nueva York.