El Gran Premio de Australia terminó neutralizado en la última vuelta debido al fuerte accidente sufrido por George Russell cuando estaba en plena pugna con Fernando Alonso por la sexta plaza. El de Mercedes perdió el control del coche, chocó con el muro y terminó volcado en mitad de la pista. Afortunadamente el británico salió ileso y por su propio pie. Sin embargo, minutos después de acabar la carrera llegó la protesta del equipo por una posible maniobra antideportiva de Alonso. ¿Por qué acusan al español? Los jueces de la carrera llamaron a declarar a ambos pilotos.
El de Aston Martin explicó que, para defender su sexto lugar, decidió levantar el pie del acelerador antes de tiempo, frenar un poco y así tener mejor salida y poder defender su trazada en el siguiente giro. El resultado es que Russell, de repente, se encontró con un coche a menor velocidad de la esperada, perdió la referencia y por tanto el control del coche para acabar estrellándose. Los jueces pidieron más información a los equipos y descubrieron que, en esa curva, Alonso redujo la velocidad 100 metros antes de lo habitual, como lo llevaba haciendo las 56 vueltas anteriores, tocó el freno con mucha menos intensidad y además, excepcionalmente, redujo una marcha (con esto también buscaba reducir la velocidad). Esto ayudó a que Russell perdiera la referencia, se viera sorprendido y tuviera que hacer una maniobra evasiva para terminar de perder el control. De esta forma, los comisarios sancionaron a Alonso con 20 segundos por conducción errática, lo que le hace caer al octavo puesto.
Lo peor de todo es que los comisarios reflejan en su escrito que no tienen la suficiente información para averiguar si Alonso hizo esto para provocar el accidente y reconocen que, como dijo el asturiano, optó por negociar la curva de una forma diferente, entrando más despacio para tener mayor capacidad de salida.