A comienzos del mes de julio del año 2010 se dieron por finalizados los dieciocho años en los que Manuel Ruiz de Lopera estuvo al frente del Real Betis Balompié . Lo hizo el propio expresidente y ex máximo accionista de la entidad heliopolitana en una rueda de prensa en la que anunciaba que le traspasaba su paquete mayoritario de acciones al empresario Luis Oliver . Una operación de compra-venta de títulos de la sociedad anónima deportiva que se puso en duda desde un primer momento por muchos béticos de a pie; por las asociaciones y plataformas que se fueron creando desde que tras la Copa del Rey de 2005 y la participación en la Champions League la gestión económica, social y deportiva de Lopera y su consejo de administración fuera cada vez más decadente; por el Consejo Superior de Deportes, que no dejó que se llevase a cabo; y también por una jueza, Mercedes Alaya , que no se creyó esa venta de acciones y que decidió intervenir el club judicialmente y dictaminar una administración judicial del mismo, que convivió con la posterior intervención concursal ya que la entidad, bajo el mando de Oliver, solicitó entrar en concurso con una deuda que superaba los 90 millones de euros. Pero para hacer el repaso a la historia de Manuel Ruiz de Lopera en el Real Betis en este recuerdo tras su muerte hay que remontarse al año 1992. El 30 de junio del año en el que se celebró la Exposición Universal de Sevilla, el que por entonces ostentaba el cargo de vicepresidente económico de la junta directiva presidida por Hugo Galera -después de que el prestigioso doctor le nombrara para dicho cargo en septiembre del 1991-, se hizo con el control del club en un día frenético y dramático. Era la fecha límite para que los clubes entraran en el conocido como Plan de Saneamiento, propuesto por el CSD, por la gran cantidad de deuda que algunos acumulaban en sus cuentas. Y Lopera aseguró que había aportado de su bolsillo personal los 1.175 millones de pesetas (7,1 millones de euros) exigidos por el Gobierno. De aquella forma, que luego se demostró judicialmente que fue fraudulenta, el empresario del sevillano barrio de El Fontanal se hacía con la mayoría accionarial de la SAD (51,34 por ciento) y, por lo tanto, con su propiedad. A partir de ahí, deportivamente hablando, comenzó una etapa de 18 años en los que el Betis fue una auténtica montaña rusa. En las primeras temporadas se vivió la frustración de la falta de acierto para subir pero el crecimiento en este apartado llegó de la mano de una figura fundamental en la historia del equipo verdiblanco que cohabitó con Lopera, aunque después su relación terminara mal por dos veces: Lorenzo Serra Ferrer . Con el técnico balear al frente, el primer equipo bético volvió a Primera en la segunda campaña de Lopera como consejero delegado del club y José León de presidente, la 93-94. En unas espectaculares finales doce jornadas, en las que el Betis firmó nueve victorias y sólo cedió dos empates, el elenco de jugadores formado por Diezma, Ureña, Gordillo, Olías, Cañas, Merino, Márquez, Alexis, Aquino o Cuéllar , logró el ansiado y necesario ascenso a la máxima categoría del fútbol español como subcampeón de Segunda, por detrás del Espanyol. En la Copa, aunque Serra sólo dirigió el partido de vuelta tras sustituir a Sergio Kresic, el equipo bético alcanzó las semifinales frente al Zaragoza, tras derrotar al Barcelona en los cuartos de final con el recordado tanto de Juanito, aquel menudo delantero gallego, en el Camp Nou. La progresión deportiva en aquellos años continuó con una tercera plaza en Primera división en el año 94-95, fue octavo en el campeonato liguero en el curso 95-96 y disputó los octavos de final tanto de la Copa del Rey como de la antigua Copa de la UEFA y en la campaña 96-97 el éxito fue rotundo. Cuarto en la clasificación del torneo de la regularidad y finalista de la Copa, que perdió por 3-2 con el Barcelona que se decidió con el fatídico gol de Figo en el minuto 114 de la prórroga. Todo ello, con jugadores de la talla de Alfonso, Finidi o Jarni . Después de aquella final, Serra se fue del Betis y Lopera contrató a Luis Aragonés. Y también se produjo el mayor fichaje de la historia del fútbol en aquellos tiempos. El Betis pagó al Sao Paulo de Brasil 30 millones de euros, 5.000 millones de las antiguas pesetas, por el habilidoso Denilson de Oliveira. En la campaña 97-98, con el Sabio de Hortaleza dirigiendo al equipo, en LaLiga fue octavo y se clasificó para la UEFA, en la Recopa fue eliminado en los cuartos de final por el Chelsea y en la Copa cayó ante el Zaragoza. En el curso 98-99, fue undécimo en la competición liguera, en Europa el Bolonia apeó a los béticos en octavos de final, misma ronda en la que el Mallorca lo eliminó de la Copa. En el campeonato 99-00 llegó el primer descenso a Segunda de la 'era Lopera' en el Betis. Fue un año histórico porque junto a los heliopolitanos perdieron la categoría el Atlético de Madrid y el Sevilla. Tres entrenadores, Griguol, Hiddink y el recordado jugador de la segunda parte de la década de los años 80, Faruk Hadzibegic, que no pudieron evitar el desastre y el equipo dio con sus huesos en la categoría de plata. Renació el equipo bético en la campaña siguiente. En el ejercicio 00-01, entre Fernando Vázquez y Luis del Sol devolvieron al equipo a Primera con un equipo repleto de una generación de canteranos que tan sólo tres años después liderarían al Betis en la consecución de la segunda Copa del Rey de su historia. Fue el curso en el que nació la figura de Joaquín Sánchez. De nuevo en la máxima categoría, en la campaña 01-02 Juande Ramos clasificó al Betis para la UEFA. Los más viejos del lugar recordarán cómo el técnico manchego y la afición asistente a los partidos en el Benito Villamarín se cansaron de pedirle a Lopera un delantero, porque se peleó hasta las últimas jornadas haber alcanzado la cuarta posición liguera que le hubiera dado al equipo la posibilidad de jugar la Champions League. Para el curso 02-03 Lopera contrató a Víctor Fernández , con quien el Betis acabó octavo en LaLiga, en la UEFA el Auxerre dejó en la cuneta a los heliopolitanos en los diecieisavos de final y el Recreativo de Huelva fue el verdugo de los verdiblancos en los octavos de la Copa. En la segunda campaña del técnico zaragozano, la 03-04, la clasificación liguera empeoró, el Betis fue noveno, y en la Copa del Rey precisamente el Zaragoza eliminó a los béticos en octavos. Pero Lopera reaccionó a esos dos años de zozobra trayendo al banquillo a Lorenzo Serra Ferrer , considerado hasta entonces el mejor entrenador de la historia, junto con los otros que habían conseguido los dos títulos que tenía el club hasta el momento, el campeón de Liga en 1935 Patricio O'Connell y el campeón de la Copa de 1977 Rafael Iriondo. La segunda etapa del entrenador mallorquín no pudo empezar de la mejor forma. El 11 de junio de 2005, el Betis se alzaba con el segundo título de la Copa del Rey de toda su trayectoria oficial ganándole en la prórroga al Osasuna gracias a aquel recordado e histórico gol de Dani. Y en LaLiga finalizó cuarto clasificado lo que le permitió al club verdiblanco ser el primer andaluz y sevillano en clasificarse para la Champions League. Fue un año histórico. Eliminó el Betis al Mónaco en la ronda previa y disputó la fase de grupos de la máxima competición continental contra el Liverpool, vigente campeón en esas fechas, el Chelsea y el Anderlecht, campeón belga. Los verdiblancos ganaron dos partidos de los seis correspondientes a la fase de grupos, a los belgas en el Constant Vanden Stock y al Chelsea en un Heliópolis totalmente entregado, de nuevo con un tanto del trianero Dani. Tal fue la ilusión que la Champions levantó entre el beticismo que el desplazamiento tanto a Londres como a la ciudad de los Beatles fueron históricos en aquella época -años más tarde ha habido de superior presencia de béticos-, incluso en el museo de Anfield hay un recuerdo de la estancia de los seguidores verdiblancos en aquellos días de la tercera semana de noviembre de 2025. Además, el equipo sacó un empate a cero. Jugadores que no daban la talla en el campo y alguna lesión grave que provocaron que Serra tuviera que salvar como pudo al equipo del descenso a Segunda en la temporada 05-06 porque la plantilla no le dio para competir en tantas competiciones y de tanto nivel. Tras caer de la Champions a la Copa de la UEFA, el Betis eliminó en la prórroga en Holanda al AZ Alkmaar gracias a un gol de Melli, y después, en octavos de final, tras el 0-0 en Bucarest y en un campo de Heliópolis a rebosar, Nicolita formó un auténtico taco y el Steaua venció por 0 a 3 en Sevilla. El 92 y las acciones Pero curiosamente fue a partir de la consecución del título copero y el pase para disputar la máxima competición continental cuando comenzó el declive en la gestión de Ruiz de Lopera a todos los niveles. El verano de 2006 significa el inicio de una crisis social, institucional y deportiva que coincide con la imputación de Lopera por presunto delito societario. La oposición a la gestión del exmáximo accionista es muy fuerte en aquellos tiempos. Mientras deportivamente el club navegaba en la mediocridad, entre descensos y ascensos de categoría, Por Nuestro Betis, Béticos por el Villamarín y la Liga de Juristas Béticos presentaron de forma conjunta una querella contra Lopera y la jueza Mercedes Alaya inició una fase de instrucción y un proceso judicial que fue llevado a juicio pero que finalizó con un acuerdo extrajudicial firmado en julio de 2017 entre el club, Lopera, Oliver y las plataformas Por Nuestro Betis y la Liga de Juristas Béticos en el que el 51,34% de acciones de la sociedad, suscritas por FARUSA durante el proceso de conversión del club en Sociedad Anónima Deportiva en 1992 y en esos momentos tituladas a nombre de Bitton Sport, pasasen a ser propiedad del club que, posteriormente, las puso a la venta entre sus abonados y accionistas, en lo que se llamó el proceso del 'Betis de los béticos'. El descenso de 2009 a Segunda división había provocado que más de 65.000 se echaran a la calle y se manifestaran contra Lopera reclamando un cambio en la gestión y la marcha del propio Lopera del club, que finalmente se produjo de forma definitiva ocho años después. Además, Lopera fue condenado por el concurso de acreedores considerado culpable por el Juzgado de lo Mercantil y vio cómo el Tribunal Supremo sentenció en octubre de 2023 que el 31 por ciento de sus acciones fueron suscritas con el dinero del Betis y no de la sociedad Farusa. En los últimos años, tras sus intentos posteriores de condicionar la presidencia del Betis, ha estado apartado del primer plano público y lejos del protagonismo deportivo que acaparó durante tantos años.
